Gloria Álvarez, politóloga liberal y luchadora contra el populismo, se hizo famosa en redes sociales después de hablar contra el populismo en un congreso de jóvenes latinoamericanos.
La joven politóloga trabaja actualmente en Zaragoza creando talleres para capacitar a futuros líderes políticos en contra del populismo.
En entrevista con El Mundo, Álvarez reivindica las ideas liberales del libre mercado, el individualismo y la no intervención del Estado en la economía y afirma que «ahora, por cada persona que vive en la pobreza, hay seis que no. Y eso es gracias al libre mercado». Aunque critica «la estrechez de mente de la derecha de no tener ciertas tolerancias con las libertades civiles, como por ejemplo los derechos de los homosexuales».
Considera un retroceso para la humanidad toda mentalidad socialista e ideas de la Iglesia católica: «la Iglesia aquí exalta la pobreza como una virtud y sientes así que es normal y correcto sentir resentimiento por las personas que tienen mayores riquezas».
Cree que ningún país hispano esta libre del supuesto peligro del populismo y confía en que la mejor forma de combatirlo es la educación: «la vacuna es la educación, pero no de adoctrinamiento, sino enseñar a la gente a cuestionar, a criticar y a tener acceso a los diferentes puntos de vista.»
En cuanto a las derrotas del oficialismo en las elecciones parlamentarias en Venezuela y la victoria de Mauricio Macri en Argentina, opina: «la mayoría de la oposición no tiene políticas económicas claras. Yo me reuní con líderes de la MUD y muchos mantienen una mentalidad socialista. (…) Lo mismo pasa en Argentina. Eligieron a Macri pero la mayoría de los argentinos sigue con mentalidad proteccionista.
Para finalizar y lo que mejor resume su pensamiento individualista es la afirmación: «creo más en la capacidad de cualquier individuo para salir adelante que en la arrogancia de cualquier burócrata que cree que, por decreto, puede controlar la economía».
Su discurso omite propuestas concretas frente a la desigualdad y al desempleo alarmante en nuestra región que condicionan las capacidades individuales a la hora de buscar una mejora en las condiciones de vida. Dicho de otra forma, el libre mercado no garantiza igualdad de condiciones para los que están dispuestos a jugar en él.
Con información de El Mundo