Este miércoles 17 de octubre Canadá se convertirá en el primer país industrializado que legaliza el consumo recreativo de la mariguana, medida que algunos consideran uno de los mayores experimentos sociales y económicos en décadas.
El país se ha estado preparando para este momento desde que el Partido Liberal del primer ministro, Justin Trudeau, ganó las elecciones generales en octubre de 2015 con una plataforma que incluía la legalización total del consumo de cannabis.
Solo otro país en todo el mundo, Uruguay, ha legalizado el consumo recreativo de la mariguana, aunque en algunos estados de Estados Unidos, como Colorado, también es posible consumir legalmente el cannabis.
En Holanda se permite el consumo recreativo de cannabis en los cafés y aunque su posesión en pequeñas cantidades no está penalizado, la posesión sigue siendo ilegal por lo que las autoridades siempre pueden confiscar la mariguana.
Por ello, expertos como el académico David Hammond, profesor de la Universidad de Waterloo especializado en salud pública, afirmó a EFE que «este es un experimento que muchos otros países están observando».
La lógica tras la legalización es «mantener el cannabis fuera del alcance de jóvenes y los beneficios lejos de las manos criminales», explicó el año pasado Bill Blair, exjefe de la Policía de Toronto y en la actualidad ministro de Seguridad Fronteriza del Gobierno de Trudeau.
Según un estudio oficial, 4,9 millones de canadienses se gastaron en 2017 unos 5.700 millones de dólares canadienses (4.400 millones de dólares de EE.UU.) en cannabis.
De esta cifra, sólo 570 millones de dólares se emplearon en la compra de mariguana para usos medicinales, algo que es legal en el país.
Así que la primera consecuencia de la revolución verde en la que está sumida Canadá, y que se ha hecho sentir desde hace meses, es económica.
Con información de EFE