Bajo el lema «Queremos acoger», unas 160.000 personas, recorrieron el centro de la ciudad hasta la playa del Somorrostro, en el barrio de la Barceloneta, para exigir al Gobierno que “cumpla los compromisos de acogida” de refugiados. Según un acuerdo con países miembros de la UE, España debería haber acogido a 17.000 personas, pero sólo ha aceptado a poco más de 700.
Incluso la alcaldesa de la ciudad, Ada Colau, participó en la marcha y el arzobispo de Barcelona, Joan Josep Omella, la apoyó con un comunicado. Familias enteras, entidades sociales, sindicatos y representantes de casi todos los colores políticos, se unieron ayer a la multitudinaria manifestación que reclamó que el Estado abra la puerta a miles de refugiados de países en guerra que piden asilo en Europa.
El coordinador de la campaña, Rubén Wagensberg se felicitó de haber logrado “la manifestación más grande de Europa en apoyo a las personas refugiadas”, aunque lamentó que mientras marchaban por Barcelona, más de 100 refugiados habían desaparecido en el Mediterráneo.
Con información de El País