Cuando nuestros hijos nacen nuestra vida cambia por completo, ya que la mayoría de las cosas que hacemos gira alrededor de ellos, desde elegir a donde ir a comer hasta el lugar al que decidimos ir de vacaciones.
Los padres debemos entender cada una de las etapas de la vida de nuestros hijos y la importancia que cada una de ellas tiene, el problema radica en la negación de los padres de ver a sus hijos crecer y por consiguiente volar del nido. Y nos aferramos a la idea de seguir tratando a nuestro hijo adulto como adolescente.
Para algunos padres es difícil dejar que los hijos tomen su rumbo, que hagan su propia historia y busquen alcanzar sus metas y no se dan cuenta del mal que les están causando el no dejarlos volar, ya que la educación y el desarrollo de los hijos cumple un ciclo y nos confundimos con la idea de que los padres debemos estar atentos a todas sus necesidades, aún en la edad adulta. Los padres debemos apoyar a nuestros hijos para que puedan triunfar en la vida dándoles armas, para que puedan luchar y enfrentar adversidades, los padres somos responsables de brindar educación, buenos principios, respeto y sobre todo ayudarlos a ser independientes.
Si como padres, no somos capaces de dejar que los hijos alcancen sus metas por sus propios medios la frustración y el coraje que se formara en ellos, los convertirá en seres que no tengan metas ni sueños por que inconscientemente el mensaje que les estás enviando es de «No puedes hacerlo sin mí».
Que un hijo de más de treinta años con una carrera profesional terminada, sin trabajo y que siga dependiendo del sueldo de sus padres que además no tenga ni la más mínima intención de buscar su propino desarrollo profesional y personal, definitivamente no es feliz.
Hasta qué punto los padres contribuimos a que nuestros hijos no puedan o quieran tener sus propios éxitos su propia vida e iniciar su propia familia. En la mayoría de los casos es que como padres no estamos preparados para el momento en que los hijos se van, y por ende el miedo que nos provoca la idea de que nos quedaremos solos nos asusta de tal forma que queremos retenerlos a cualquier costo aun sabiendo que para nuestros hijos será muy alto.
Tener en tu casa a un ser frustrado, fracasado e incompetente, tampoco es la mejor compañía. Engañarnos con el cuento de que es mejor que este en casa y apoyarlo hasta en el más mínimo problema y no dejarlo enfrentarse a la vida, es una forma muy amorosa de dañar su vida y cada una de las metas que él tenga, por lo general los hijos sienten que es su obligación estar en casa con sus padres y se resignan a que su vida gire en torno de sus padres para bien y para mal.
Los hijos y los padres debemos prepararnos todos los días para cuando llegue el momento de partir del hogar en algunas sociedades este momento llega muy temprano cuando los hijos aún son adolescentes, en la nuestra la edad para partir es cuando ya son adultos a las madres mexicanas nos encanta tener a nuestros hijos el mayor tiempo posible en casa y, está bien, solo no debemos perder el rumbo.
Amar a nuestros hijos también es verlos independientes y felices, no podemos cortar las alas de un ser que se merece tener sus propios errores y aciertos. Nuestra tarea de educar, acompañar a los hijos tiene fecha de vencimiento y debemos entenderlo.