Tras resultar ganadores después de una larga jornada electoral y recibir sus constancias de mayoría que los acreditan como alcaldes o alcaldesas, se debe afrontar una realidad que muy pocas veces se planifica con antelación: ¿cómo cumplir las promesas de campaña? Si aún no se tiene claro el panorama de acciones y estrategias a seguir, no lo culpo, es herencia cultural.
Lamentablemente en México tenemos la errónea creencia de que el inicio de labores en un puesto de elección popular se da a partir de la toma de protesta o cuando se llega al despacho, sin tomar en cuenta que en dos, tres o cuatro años no se puede alcanzar un objetivo concreto ni meta específica en materia económica, de desarrollo social y participación ciudadana; más aún si la administración anterior no clarificó sus tácticas a través de un plan de desarrollo municipal.
¿Y qué es el plan de desarrollo municipal? es un proceso en el que se debe plantear el tipo de sociedad a la que aspiramos ser. Hablamos de una propuesta a futuro, que debe ser construida colectivamente, con la participación de sociedad y gobierno.
Dicho proyecto se convertirá en una guía para el seguimiento y control de tareas específicas, que además permitirá enfocar las necesidades del municipio en una visión compartida con la sociedad, elevando el rango de confianza de la ciudadanía en su gestión.
Y es que para evitar una mala administración municipal, es indispensable saber que la planeación y ejecución son instrumentos que permiten proveer de los elementos necesarios para distinguir y encaminar al municipio de forma adecuada y repercutir en un impacto positivo en la calidad de vida de la ciudadanía.
Cuando se ejecuta un plan de desarrollo municipal correctamente, permite definir un rumbo para la acción, lo que lo convierte en una herramienta necesaria pero no suficiente para garantizar una mejor gestión.
Es allí, donde reconocer a los ayuntamientos que han decidido ejercer buenas prácticas de gobierno resulta fundamental para compensar las dificultades por las que tienen que pasar para lograrlas, pues la falta de un plan de acción, no es el único obstáculo por el que atraviesan. Bien dice el dicho: “Las cuentas claras y el chocolate espeso”.
El próximo 7 de septiembre seremos testigos de la sexta entrega del Premio a las Mejores Prácticas de Gobiernos Locales de la Revista Alcaldes de México, en donde se premiarán precisamente las buenas gestiones y prácticas que sirven de apoyo y guía para muchos otros municipios.
Estimados ediles, no deben olvidar que ustedes son agentes de cambio; son facilitadores, mediadores y motores de los procesos del desarrollo social, democrático y participativo. Todo ello es medular para el desarrollo de una buena gestión. Es mi opinión…