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2017 fue un año de grandes retos: México fue golpeado por varios ciclones y dos poderosos sismos que en su conjunto dejaron más de 500 personas fallecidas y miles de hogares con algún tipo de daño o daño total. Los resúmenes de la semana pasada, dejaron claro que aún estamos lejos de ser una sociedad preparada para enfrentar peligros naturales como sismos, ciclones, erupciones, etc.

Aunque nadie sabe cuándo va a temblar, es indudable que seguiremos enfrentándonos a estos fenómenos en cualquier parte de las zonas sísmicas conocidas del país, o al menos donde se tienen registros históricos con periodos de recurrencia.

Podemos evitar el desastre sabiendo qué hacer cuando suena la alerta sísmica o sentimos un sismo sin alerta por la cercanía del epicentro; los simulacros aquí tienen un papel vital porque nos permite conocer los procedimientos más adecuados dependiendo qué escenario se presente para que tomemos mejores decisiones y el pánico no se apodere de nosotros. La eficiencia de este ejercicio de prevención dependerá exclusivamente de ti; no esperes a que alguien lo organice y toma la iniciativa en tu oficina, escuela y familia.

Imagen: los simulacros te permiten ensayar diversos escenarios para que mejores y adaptes las correctas prácticas de prevención.

Podemos evitar el desastre consultando con especialistas (sí, soy muy enfático en esto) sobre la seguridad del inmueble que ocupamos y realizar las reparaciones/adecuaciones necesarias para que pueda ofrecer menor riesgo en cada sismo. Daños por un sismo que no son reparados será el principal peligro incluso sin sismo.

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Los ciclones tropicales son otro tema que debe ocuparnos a mejorar las prácticas para cuando estos nos golpeen. Cada año, de mayo a noviembre, la temporada de lluvias y huracanes ponen a prueba a la mayor parte de la población que está expuesta a sus efectos como tormentas, granizadas, inundaciones, crecimiento en los cauces y deslizamiento de laderas.

Ante fenómenos hidrometeorológicos, lo mejor que podemos hacer es conocer nuestro entorno y estas preguntas (que debes responder según tu localidad) podrían ayudarte:

  • ¿Hay cerca cauces de ríos, arroyos o barrancas?
  • ¿Mi hogar/trabajo/escuela está en una zona baja que se inunda fácilmente o cerca del mar?
  • ¿Conozco dónde hay albergues o refugios?
  • ¿Mi hogar/trabajo/escuela está libre de objetos sueltos que puedan ser lanzados por fuertes vientos?
  • ¿Conozco por qué medios puedo informarme con mayor eficiencia y rapidez?
Imagen: inundación en CDMX por tormenta.

Lamentablemente en cualquier ciudad, sin importar su densidad poblacional, dependemos de gente que no tiene educación o cultura y tira la basura en la calle taponando el drenaje causando inundaciones.

México es un país con decenas de volcanes activos, aunque solo veamos al Popocatépetl y Volcán de Colima en constante erupción.

En la actualidad no hay indicios que alguno de estos dos volcanes pueda tener una actividad mayor que sí amerite cambios en los niveles de alerta, tampoco que otro volcán latente pueda reiniciar actividad.

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Por ahora, el principal peligro es la ceniza y los riesgos a la salud asociados (en vías respiratorias) y la principal recomendación, además de conocer albergues y rutas de evacuación, es barrer la ceniza de las calles y azoteas para evitar que tape el drenaje. Una recomendación extra, que aplica para todo lo anterior, es evitar difundir y creer en rumores pues solo genera desinformación y miedo, esto no ayuda a nadie.

De cada uno de nosotros depende cuál será la historia que se cuente al final de 2018, independientemente si hay sismos, erupciones y ciclones, tenemos mucho trabajo qué hacer para evitar que se repitan los desastres que ya vivimos, no solo los que ocurrieron en 2017 sino los que año con año se reportan y donde es evidente que las lecciones no se aprenden si de nuevo las repetimos.

¿Y qué hacer?

Haz tu mochila de emergencia, aprende e infórmate cómo es que ocurren los sismos, erupciones, ciclones, etc., y elabora un plan familiar para que tú y tu familia estén preparados. Podemos evitar que ocurran los desastres recordando que el conocimiento es la base de la prevención.

¡Opina, comparte y súmate a la prevención!

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