Una de las principales interrogantes que la gente siempre tiene después de un sismo, además de saber cuál fue la magnitud y epicentro, es saber cuánto duró. Este es un dato que ningún centro sismológico en el mundo reporta porque pueden existir mediciones diferentes por cada lugar donde el sismo fue sentido tal y como sucede con las intensidades.
Imaginemos un sismo de magnitud 7.5 con epicentro en cualquier lugar de las costas de Guerrero. En el área epicentral, el sismo será sentido con gran intensidad por toda la población con una duración de al menos 35 segundos; en la Ciudad de México, tomando en cuenta las características del suelo blando (recordando que la ciudad yace sobre el lecho de un lago) habrán reportes, sobre todo en zonas duras, de una duración de tan solo unos segundos y en zonas blandas podrían reportar una duración cercana al minuto o más.
Este dato se vuelve complejo si se toma en cuenta la duración instrumental. Bajo el mismo escenario de un sismo de magnitud 7.5 (el ideado anteriormente) el registro en los sismogramas será de poco más de 4 minutos y medio ya que la sensibilidad instrumental registra todos los movimientos del suelo incluso de sismos muy lejanos. Incluso reportando la duración instrumental existiría gran confusión –y hasta alarma- porque nadie habrá sentido un sismo taaaan largo.
La duración de un sismo sí tiene importancia para los centros sismológicos y esto lo explicaré:
Todos los sismos tienen presentes las ondas P y S (primaria y secundaria) y las ondas de superficie, R y L (Rayleigh y Love). Aunque para el análisis de un sismo todas las ondas sísmicas son importantes, la onda P es muy relevante al ser la primera onda sísmica registrada la cual viaja a una velocidad aproximada de 5 km/s en un medio sólido uniforme.
Las características obtenidas de la onda P, con base en el análisis de los registros instrumentales, ayudan a obtener el largo de la falla que fue fracturada y el tipo de mecanismo focal de acuerdo a la forma en que arribó el primer impulso en cada una de las diferentes estaciones.
Como ejemplo, está el caso del terremoto de Valdivia de 1960: para este sismo, la onda P tuvo una duración de 4 minutos; es decir, si conocemos que la onda P viaja a una velocidad aproximada de 5 km/s y su registro duró 4 minutos, entonces el largo de la falla fue de alrededor de 1,200 km. Este dato es apenas uno de los parámetros que se requirieron para el cálculo de la magnitud pues es necesario saber el ancho (para obtener el área) y qué tanto se desplazó la falla; en su conjunto la mejor estimación para este terremoto chileno dio como resultado la increíble magnitud de 9.5.
P.D.- ¿Qué tan preparado te sientes para enfrentar un sismo? Apenas están por cumplirse 3 años del último gran sismo en México (el del 18 de abril de 2014 – M7.2) y es evidente que ni en los simulacros de cada 19 de septiembre son realizados con seriedad. Realiza simulacros y solicita ayuda de Protección Civil de tu localidad si tienes dudas sobre la seguridad del inmueble donde habitas o trabajas.
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