Con la salud mental ¡No se juega!

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Rodolfo es un niño de 11 años, guapo y bien portado la mayoría del tiempo. En ocasiones, cuando no se le da permiso de hacer algo, se le ponen límites o él se siente frustrado se pone muy mal.  Explota, grita de groserías y amenaza con matar a quien le haya dicho que “no”. Literalmente parece que se le metió el diablo.

Los papás decidieron, ya hace varios años, llevarlo a musicoterapia, pero Rodolfo continuó igual. Luego fueron con una terapeuta pero nunca checaron sus credenciales y resulta que no venía formada desde el área de salud mental, sino que había estudiado en una escuela no validada por la SEP. Pero es que era muy “renombrada” y todas las amigas de la mamá llevaban a sus hijos con ella.

Los patrones de conducta de Rodolfo no cambiaron. Los papás, ya habiendo gastado considerables sumas de dinero y de tiempo, estaban desesperados. Sentían que tenían un hijo poseído por el demonio.

Pasaron años hasta que consultaron a una especialista quien, de inmediato, pidió una valoración con un neurólogo que dio como resultado un diagnóstico neurológico. Su irregularidad pudo ser controlada mediante medicamentos y psicoterapia. Rodolfo es otro niño hoy en día.

Esta historia es para que se entienda claramente que no se debe jugar con la salud mental de sus hijos (ni con la propia). Si Rodolfo hubiera sido diagnosticado a los 4 años otro gallo cantaría. Si tienes un problema con el riñón vas con el nefrólogo, no te haces una “limpia” ni vas a las “constelaciones familiares”. De igual forma, si tienes a alguien cercano con un problema de conducta o afectivo no lo lleves a terapias alternativas. Primero consulta a un especialista y si además quieres ir a la terapia de imanes, a la equinoterapia, a la risoterapia y al Reiki bienvenido sea (siempre y cuando lo autorice el especialista).

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Aquellos que no se han especializado en la salud mental no saben hacer un diagnóstico diferencial entre algo emocional, neurológico, genético, autoinmune, etc. Y el diagnóstico es de vital importancia, más aún en los niños, quienes se ven altamente beneficiados cuando el diagnóstico se hace a menor edad.

En el caso de problemas psicológicos es muy importante diferenciar qué tipo de estructura psíquica posee el paciente para saber cómo proceder terapéuticamente, y evaluar si hay trastornos de personalidad que compliquen el tratamiento, o adicciones importantes. Igualmente se deben de descartar causas orgánicas. Por ejemplo, si acude una mujer de 50 años con una depresión importante, es necesario pedir que se evalúe médicamente para saber si los factores hormonales no son coadyuvantes de su estado de ánimo. Pero también es necesario pensar al revés, por ejemplo que algún dolor corporal sea el resultado de una somatización, como lo he mencionado en esta página en otras ocasiones. Por ello, los especialistas en salud mental solemos tener al menos prácticas y pasantías en hospitales, si no es que una estancia más formal de aprendizaje en el ámbito médico.

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El otro día me llegó a consulta un chico de 32 años de edad con problemas familiares, laborales y sociales, que ya había pasado por muchos “tratamientos”, y en ninguno se habían dado cuenta que era un joven ¡con el síndrome de Asperger! Cuánto sufrimiento se hubiera ahorrado de haber sido diagnosticado de niño.

Con la salud mental no se juega, ni se ahorra. Consulten las credenciales y las cédulas profesionales de los especialistas que los atienden, pregúntenles acerca de su experiencia y pidan referencias. Hay páginas en internet que permiten buscar las cédulas profesionales de todos aquellos que hemos tenido estudios profesionales. En otros países esto está muy reglamentado, pero tristemente aquí en México no es así. Cuídense a sí mismos.

Síganme en facebook: Dra. Alexis Schreck- Psiconocer

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