El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, puso precio al futuro de los dreamers: 18.000 millones de dólares para financiar su muro con México.
La propuesta fue presentado al Congreso y corre el riesgo de bloquear cualquier acuerdo con los demócratas. Un fracaso en las negociaciones abriría las puertas a la deportación de casi 700.000 migrantes que llegaron al país siendo menores y que se habían acogido a un programa, creado por Barack Obama y derrogado por Trump, que les permitía permanecer en el país.
Con los 18.000 millones pretende construir 500 kilómetros de obra nueva y reforzar otros 650 kilómetros. El paquete negociador también incluye la petición de 8.000 millones de dólares para contratar y entrenar a 10.000 nuevos agentes de inmigración y ampliar las camas en los centros de detención, 5.000 millones para tecnología de vigilancia fronteriza, 1.000 millones para mejora de accesos y otras partidas menores. En total, 33.000 millones en 10 años, que se combinarían con un endurecimiento de las leyes de asilo y el recorte de fondos a las ciudades que se nieguen a cumplir los mandatos federales en materia de inmigración.
Trump, como es habitual en sus negociaciones, está llevando la partida al límite. Sabe que para los demócratas la deportación de los dreamers, en un 80 por ciento mexicanos, supondrá un fracaso y, mediante esta presión, busca ganar el mayor terreno posible para su proyecto.
Su propuesta de construir un muro con México es uno de los grandes símbolos de su campaña. Un imán para su electorado más duro por el que está dispuesto a luchar en su camino a la reelección.
Con información de El País