El Papa Francisco condenó hoy las nuevas formas de colonialismo en África, la «atroz injusticia de la marginación urbana» y «las heridas provocadas por las minorías que concentran el poder, la riqueza y derrochan con egoísmo», durante su visita al suburbio pobre de Kangemi, en Nairobi, la capital de Kenia.
El papa improvisó parte del discurso y respondió en español a las preguntas que le hicieron dos jóvenes, identificados como Linette y Manuel, también dijo que para evitar que los jóvenes sean reclutados por grupos violentos, es necesario ofrecerles trabajo y estudio.
“No solo en la política, en todas las instituciones, incluido el Vaticano, hay casos de corrupción. La corrupción es dulce como el azúcar, nos gusta y es fácil, pero después terminamos mal, terminamos como los diabéticos y nuestro país termina como diabético”, advirtió.
Fue después que citó casos vistos en Argentina, como el de un funcionario que decía que estaba en la política para robar; “la corrupción, además nos roba la alegría, nos roba la paz. La persona corrupta no vive en paz. Chicos y chicas, la corrupción no es un camino de vida, ¡es un camino de muerte!”.
Indicó que esos valores se sustentan en que cada ser humano es más importante que el dios dinero, pero relató que «reconocer estas manifestaciones de vida buena que crecen cotidianamente entre ustedes no implica, de ninguna manera, desconocer la atroz injusticia de la marginación urbana».
El encuentro con los jóvenes en el estadio fue el último acto del Papa en Kenia, por la tarde viajó a Uganda, segunda etapa de su gira por seis días en África.
Con información de El Financiero