En una contundente muestra de repudio, alrededor de 3,199 personas han suscrito una carta abierta dirigida a la ONU, exigiendo una respuesta enérgica ante las atrocidades cometidas por Hamás en Israel desde pasado 7 de octubre. La carta, firmada por hombres y mujeres, destaca la brutalidad de los actos, incluyendo violaciones, mutilaciones, asesinatos y torturas sistemáticas utilizadas como armas de guerra.
El llamado a la acción se centra en la aparente indiferencia mostrada durante los últimos 63 días por parte de organismos internacionales, con especial énfasis en la respuesta de ONU Mujeres, que hasta el momento ha solicitado solo «una investigación». La directora ejecutiva de ONU Mujeres, Sima Bahous, es instada a pronunciarse de manera clara y contundente.
La carta, emitida en el Día Internacional de la Declaración de los Derechos Humanos, hace referencia a la Declaración de la Asamblea General de la ONU en 1993, que define la violencia contra la mujer como «todo acto que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico». Se destaca la falta de una declaración universal y contundente con respecto a los horrendos acontecimientos ocurridos en Israel.
Las imágenes grabadas por los propios terroristas de Hamás revelan la magnitud de la brutalidad, con mujeres mutiladas, quemadas vivas, y asesinadas con una violencia sin precedentes. La carta también menciona casos similares de violencia contra mujeres en otras partes del mundo, subrayando la necesidad de coherencia en la aplicación de los principios establecidos por la ONU.
Los firmantes hacen un llamado a la congruencia, moral y empatía de organizaciones feministas, la ONU y organismos encargados de derechos humanos para pronunciarse en contra de este crimen de lesa humanidad. Se enfatiza que el silencio o la neutralidad son inaceptables, ya que solo benefician a los opresores y convierten a todos en cómplices. La carta concluye reafirmando el compromiso de denunciar, perseguir y condenar este crimen con la ley en la mano y con el sentido ético que debe caracterizar a sociedades progresistas y modernas que buscan promover la libertad y la equidad de las mujeres.