El Gobierno de Egipto se ha negado a considerar la propuesta de abrir un «corredor humanitario» para permitir el éxodo de millones de refugiados palestinos hacia su territorio a través del paso de Rafah, el único punto de salida de la Franja de Gaza que no está bajo control israelí. Esta medida, respaldada por Estados Unidos y el Reino Unido, plantea numerosos desafíos políticos, económicos y éticos para Egipto, que ha expresado su firme rechazo a esta posibilidad.
El presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, ha enfatizado que los palestinos «deben permanecer en su tierra». Su posición se basa en la preocupación por la estabilidad de la región y las graves implicaciones políticas y económicas que conllevaría recibir a los refugiados palestinos.
Entre las razones detrás de esta negativa se destacan:
- Limpieza Étnica por parte de Israel: Egipto considera que permitir que millones de palestinos entren y se asienten en su territorio equivaldría a habilitar una opción que es respaldada tanto por Israel como por Estados Unidos, lo que podría calificarse como una forma de «limpieza étnica». Israel ha sido acusado por numerosas organizaciones y ciudadanos palestinos de llevar a cabo una limpieza étnica, que implica la expulsión forzosa de grupos étnicos, raciales o religiosos de una zona determinada. Egipto teme habilitar esta opción y abrir la puerta a un proceso de expulsión aún mayor.
- Limitaciones Económicas: Egipto se encuentra en una situación económica precaria, con alta inflación, pérdida constante del valor de su moneda y una creciente deuda externa. La acogida de una oleada de refugiados palestinos y su asentamiento en el Sinaí, un territorio desértico y con escasas oportunidades de desarrollo, agravaría aún más su situación económica.
- Colaboración en Seguridad: Egipto e Israel mantienen una colaboración en materia de seguridad que ambas partes valoran enormemente. La región del Sinaí es un escenario donde Egipto está combatiendo grupos islamistas. Egipto teme que al recibir a decenas de miles de palestinos, se puedan «importar» militantes o simpatizantes de Hamás, un grupo cercano a los Hermanos Musulmanes. Los Hermanos Musulmanes, considerados grupo terrorista por el gobierno egipcio, han sido implacablemente perseguidos desde el golpe de Estado de 2013 que derrocó al presidente Mohamed Morsi, vinculado a esta organización.
La negativa de Egipto a aceptar a los refugiados palestinos se basa en una serie de preocupaciones políticas, económicas y de seguridad, y refleja la complejidad del conflicto en la región. Esta decisión tendrá un impacto significativo en la situación de los palestinos y su búsqueda de refugio.