En 2003, tras los atentados del 11 de septiembre, México acordó colocar agentes en ciertos vuelos, pero aseguró que nunca permitiría que fuesen estadounidenses y mucho menos si iban armados. Sin embargo, en una reunión el 18 de enero, en el Ministerio de Relaciones Exteriores de México, autoridades de ambos países acordaron «estudiar la posibilidad de negociar un acuerdo que permita el despliegue de Agentes Aéreos Federales», según el documento oficial al que ha tenido acceso Reuters.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de México no ha respondido a las preguntas de Reuters sobre este tema. Un alto cargo mexicano con conocimientos sobre este plan ha dicho que la parte más difícil de las negociaciones es permitir que funcionarios estadounidenses puedan portar armas, dado que el manejo de armas por parte de extranjeros en México es sensible y está fuertemente regulado.
El documento también señala otras medidas en materia de seguridad para hacer frente a las «organizaciones criminales trasnacionales«. Ambos países planean crear un organismo bilateral que investigue a grupos delictivos internacionales.
Con información de El País