El Gobierno de Enrique Peña Nieto cerrará con menores ingresos públicos y con finanzas públicas más débiles a pesar de que ciudadanos y empresas han cumplido con sus labores fiscales.
Según un reportaje del diario Reforma, que se basa en estadísticas de la Secretaría de Hacienda, los ingresos presupuestarios cerraron el 2013, primer año de la Administración, con el equivalente a 23.6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
Para 2017, el paquete económico estimó ingresos por 22.7 del PIB, que a lo mucho podría llegar a 22.9 por ciento con los ajustes hechos por la Cámara de Diputados, lo cuales todavía requieren el aval de los Senadores.
En el sexenio, la recaudación ha sido insuficiente para compensar la pérdida de ingresos petroleros, por lo que dejan a la siguiente administración una fuerte presión sobre el gasto, el cual tiene poco margen para financiarse, señalan especialistas.
La ‘despetrolización’ de las finanzas (los ingresos petroleros pasaron de 40 por ciento del total a menos del 20 por ciento el año pasado) es favorable según los expertos.
Sin embargo esta menor dependencia no ha sido una acción planeada, sino el resultado del debilitamiento de la producción de crudo en México y los bajos precios internacionales, agregó Héctor Villareal, director del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
De hecho, en los Criterios Generales de Política Económica (CGPE) para 2015, la propia Secretaría de Hacienda proyectó que los ingresos petroleros llegarían a 7.5 por ciento del PIB en 2020.
Con información de Reforma