Michel Temer es el primer presidente de la historia de Brasil denunciado formalmente por cometer crímenes de corrupción. Ni siquiera los dos mandatarios del país que en los últimos 25 años sufrieron procesos de destitución, Fernando Collor de Melo en 1992 y Dilma Rousseff en 2016, pasaron por una situación similar.
El fiscal general de la República, Rodrigo Janot, presentó formalmente la denuncia contra el presidente, lo que obligará al Congreso de la nación a votar si aparta a Temer del cargo durante seis meses.
La denuncia tiene que ser avalada por al menos dos tercios del Congreso y su aceptación dejaría al país sin presidente de forma temporal. Temer se encuentra ahora en una circunstancia parecida a la de Rousseff, de la que fue vicepresidente y contra conspiró junto con un grupo de parlamentarios, empresario y medios de comunicación el pasado año para derribarla.
Sin embargo, a diferencia de su antecesora, tiene más posibilidades de salir vivo del Congreso, porque donde una parte importante de los parlamentarios y la mayoría de los partidos que lo sostienen están también enfrentando graves acusaciones de corrupción.
La destitución de Rousseff se trató de procesos políticos, no de una actuación de la justicia con una denuncia formal que imputa al presidente un delito común, el cobro de sobornos. La acusación sienta presente en la región, en la cual la corrupción de políticos y autoridades de todos los niveles es indignante.
Con información de El País