El periodista y aventurero Miguel de la Quadra-Salcedo, falleció este viernes a los 84 años. Miguel fue un hombre curtido en mil viajes, quien en algún momento dijo que se debían meter pocas cosas en la mochila para las aventuras.
Se casó en Tokio: «Para que no fuese nadie a la boda», decía; viajó en el tren Transiberiano y su mujer voló desde Madrid a Japón para casarse en 1965.
Decidió hacerse aventurero porque de pequeño leía novelas de aventuras de Julio Verne, Emilio Salgari y otros. «Cuando acabé Moby Dick decidí que no pararía hasta visitar la isla de Mocha, en cuyas aguas estaba el famoso cachalote de la novela». Al final se hizo ballenero en Chile y pescó 44 cachalotes.
Amaba los libros, cuando ya no podía viajar tanto, lo hacía a través ellos: «La lectura es la aventura».
Confiaba en que «si quieres ser feliz, intenta necesitar menos cosas. Ya lo dijo Sócrates». En el fondo no se consideraba austero, pero defendía que había «que necesitar menos» y bajar «el techo de necesidades».
Nos deja un gran periodista que con su escritura nos transportaba los lugares que visitó; su legado y sus vivencias se quedan con nosotros.
Con información de El País