Unos 35 mil estadounidenses fallecieron en 2016 por sobredosis de heroína, cifra que forma parte de las 60 mil muertes que hubo el año pasado por consumo de drogas en general, incluidos los opiáceos legales de farmacia, un récord histórico que supuso más americanos muertos que en las dos décadas de la Guerra de Vietnam y que según las previsiones se verá superado en 2017. Por este motivo, el presidente Donald Trump ha declarado el problema “emergencia nacional”.
“Es una emergencia nacional. Vamos a poner un montón de tiempo, un montón de esfuerzo y un montón de dinero en la crisis de los opiáceos”, dijo este jueves por la mañana Trump.
El consumo de heroína y de opiáceos sintéticos ilegales traficados desde nuestro país y desde China despuntó desde inicios de esta década. Expertos consideran que la raíz del problema estuvo en la adicción a los opiáceos legales recetados sin control por los médicos y promocionados agresivamente por la industria farmacéutica. Cuando el Gobierno federal tomó medidas para restringir el acceso a las pastillas contra el dolor, muchos de sus consumidores encontraron una alternativa en el tráfico callejero de heroína, que desde entonces no ha dejado de crecer.
Con información de El País