Charles Aznavour, la inconfundible voz de la nostalgia

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El cantante Charles Aznavour, fallecido en la madrugada de este lunes a los 94 años, se alzó a la fama mundial a pesar de una voz y físico atípicos que no le impidieron consagrarse con sus nostálgicas melodías como el último gigante de la canción francesa del siglo XX.

Le decían que era demasiado feo, demasiado bajito y que no podía cantar. Pero este gigante de 165 centímetros apodado «Aznovoice» por sus críticos -en un juego de palabras en inglés por «has no voice», no tiene voz-, vendió más de 180 millones de discos en ocho décadas de una carrera maratónica que nunca abandonó.

El Frank Sinatra francés de origen armenio se jactaba de haber grabado en los pesados discos de pasta de 78 revoluciones hasta los CD, pasando por los LP de vinilo, que inmortalizaron más de 800 canciones compuestas por él mismo, incluyendo unas 70 en español.

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«Si debe perdurar algo de mí o de mi trabajo, mis discos serán ampliamente suficientes», escribió Aznavour en su libro autobiográfico «De una puerta a la otra», publicado en 2011.

De «La Bohême» a «Que c’est triste Venise» (Venecia sin ti, en español), sus recitales en el mundo entero seguían convocando a miles de incondicionales que aplaudían sus grandes éxitos melódicos sobre el amor o el paso del tiempo.

En la pantalla grande

La gloria mundial llegó en los años 1960, con algunos de sus grandes éxitos: «Les comédiens», «Hier encore», «Il faut savoir»… En esa época tomó por asalto el Carnegie Hall de Nueva York, antes de una gira mundial que lo catapultó a la fama con canciones como «La Mamma», que retomaron otros grandes del escenario como Ray Charles, Liza Minnelli o Fred Astaire.

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Aznavour apareció también en la pantalla grande, en «Disparen al pianista» de François Truffaut, y luego en «And then there were none» (1974), inspirada en la novela de Agatha Christie «Diez negritos».

En la década siguiente, se adentró en temas más novedosos y sensibles para la época, como el de la homosexualidad en «Comme ils disent» (1972).

En 1998 encabezó los esfuerzos humanitarios para ayudar a los cientos de miles de víctimas del terremoto que devastó Armenia, y durante años militó a favor del reconocimiento del genocidio armenio por los turcos.

Fuente: AFP

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