Durante el sismo del martes pasado, Adela Peralta de 87 años, quedó atrapada en un pequeño hueco en donde no podía moverse. Asegura que se preocupaba por no desmayarse, para así poder gritar si iban a buscarla.
“Pensé: si me asusto también me puedo desmayar, entonces me controlé y nada más me puse a orar”, recuerda.
De esa forma, sepultada bajo los escombros del edificio 32 de la calle Rancho del Arco, colonia Girasoles, en Coapa, pasó 31 horas atrapada.
“Estuve a oscuras sin comer y sin dormir, estuve orando nada más”, cuenta ahora esta mujer, mientras descansa en el hospital, donde los médicos le han dicho que no presenta ningún problema de salud por el cual deba preocuparse.
Fueron decenas de rescatistas, bomberos, militares, policías quienes trabajaron para sacarla. Cavaron un túnel para que un rescatista llegase hasta Adela.
“Me dijo: ‘señora, no se vaya a mover, ya ahorita la vamos a sacar de aquí, no tardamos, pero por favor no se vaya a mover para ningún lado’. Y yo pensé: ‘pues no puedo moverme, para dónde me podría mover si aquí no puedo ni moverme’”, recuerda.
Después de sacarla, fue trasladada a un hospital en donde permanece al cuidado de médicos y de sus hijos.
Con información de La Razón