La calificadora considera que México disminuyó los riesgos de un escenario que afecte la competitividad de las exportaciones y que el país demostró su capacidad de adherirse a objetivos de consolidación fiscal de mediano plazo.
Con el cambio de perspectiva de “negativa” a “estable”, la amenaza de una baja en la calificación de la deuda soberana de México se disipó por completo, consideraron analistas.
De esta manera México se ubica, en el cuarto escalón de la escala de Fitch, en las calificaciones con grado de inversión. Ello quiere decir que existe un grado moderado de incumplimiento, sin embargo los cambios en las circunstancias económicas tienen más probabilidad de afectar la capacidad de pago que en el caso de los países que tienen una calificación más alta.
Sin embargo, advirtió que la próxima administración podría necesitar implementar medidas adicionales de ajuste para enfrentar las presiones de gasto en pensiones y pagos más altos por intereses.
Sobre un eventual triunfo de López Obrador, la calificadora considera que el país continuará en la senda de crecimiento.
Con información de El Financiero