La concentración de ozono y de partículas finas vinculadas a enfermedades respiratorias y cardiovasculares y a muertes, ha aumentado notablemente desde 2011, año en el cual solo hubo 124 días con aire de buena calidad en la Ciudad de México.
El Gobierno capitalino activa cada vez con más frecuencia las precontingencias cuando se alcanzan altas concentraciones de contaminantes.
Especialistas del Centro Mario Molina, la más prestigiosa asociación de políticas ambientales, explican que se observa un retroceso en cuanto a lo logrado entre 1992-2010, cuando se redujo en 33 por ciento de concentraciones promedio de ozono y que para corregir el rumbo, la ciudad está obligada a adoptar medidas “drásticas e impopulares”.
Algunos responsabilizaron al nuevo reglamento de tránsito en la ciudad, que ha reducido la velocidad de circulación a 50 kilómetros por hora. Los expertos han rechazado la idea en una megaurbe que tiene casi cinco millones de coches acostumbrados a transitar, en promedio, entre los ocho y los once kilómetros por hora en los frecuentes embotellamientos que cuestan a la ciudad el 3.1% del PIB cada año.
“Nuestro parque vehicular no es tan nuevo, en promedio rebasa los 12 años”, explica Francisco Barnés, director ejecutivo del Centro Mario Molina. En México hay pocos vehículos eléctricos o híbridos y muchos que se venden en grandes volúmenes porque son muy accesibles a los sectores medios de la población. “Tienen tecnologías que son viejas y muy contaminantes, muchos están descontinuados en otras partes del mundo”, explica el doctor Barnés. El país vive una paradoja porque aquí se construyen modelos menos contaminantes con tecnología de punta de muchas armadoras que son exportados a Estados Unidos. “Deberíamos tener los mismos estándares”, agrega.
En ese sentido, el Centro Mario Molina prepara un estudio que documente la corrupción que existe en los centros de verificación.
La asociación también cree que debe haber una gran expansión del transporte público. Sólo el 25 por ciento de la población de la Ciudad de México vive en un radio de un kilómetro de una estación de metro o una parada de autobús.
Conseguir mejor aire es una receta sencilla, pero complicada, «con muchos sacrificios y costos políticos», sentenció Barnés.
Con información de El País