La artista de origen brasileño, Carolina Ponte, presentó sus recientes obras en la Galería Enrique Guerrero.
El tiempo presente extendido y la atención a él, aparece como perspectivas muy distantes y opuestas a las ansiedades contemporáneas.
Colores, formas y símbolos se turnan y superponen en el trabajo de Carolina Ponte, en un exceso que justifica en sí mismo.
Nuestros ojos caminan de un enmarañado vibrante que satura nuestra retina y que nos lleva por este exceso y repetición de patrones, a una atmósfera contemplativa de vació y silencio, así como acontece cuando repetimos un mantra, que por otro lado nos obliga a buscar espacios blancos, y de ellos (los blancos) a retomar una vez más al éxtasis de esa vibración cromática pulsante.
Ponte hace una circularidad entre armonía y caos, nos intriga a indagar qué es aquello que refleja la realidad contemporánea a través de acciones y gestos como el deseo de llenar y ocupar espacios, el retorno a los patrones, todo ello como forma de ironizar la globalización.
La búsqueda de un trabajo silencioso y sombrío, que no renuncia al oficio manual, alejándose de la frialdad industrial. La sutileza del trabajo de Carolina se mitifica y disloca del lugar común, hay un trazo inconveniente, humano, que cual trampa sensible, nos hace abandonar toda expectativa de perfección. Carolina Ponte, Pedro Varela y Catalina, 2016.
A todos los lectores, le deseo un muy buen AÑO NUEVO 2017
Todos somos ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas. Albert Einstein