La falsedad en las relaciones personales
El síndrome de Zelig es tan excepcionalmente raro que sólo ha sido registrada una persona que lo ha padecido y fue debido a un daño orgánico en el lóbulo frontal del cerebro, y es esta persona la que le dio el nombre al padecimiento. Debido a un trastorno amnésico el paciente lograba mimetizarse al medio ambiente, de forma que si estaba con abogados se comportaba como uno, y si estaba con médicos nadie lo lograba diferenciar de uno. Esto es, adoptaba el rol social que le proveía el entorno con una naturalidad asombrosa, como un camaleón. Es claro que no sólo influía la amnesia sino también se estaba dando un trastorno de la identidad. La identidad se define como una sensación de “mismidad” –saber que yo soy la misma persona- a través del tiempo. No se deben perder la película que realizó Woody Allen en 1983 llamada “Zelig” que figura a Leonard Zelig, personaje que está enteramente basado en este paciente.
En psicoanálisis también hablamos del “falso self” o de la personalidad “como sí” que son formas en las que las fallas en el desarrollo dan como consecuencia una problemática en la identidad. Este tipo de personalidades se “sobreadaptan”desde pequeños para ser queridos, aceptados e incluso admirados.
Así vemos a personas que entran a un medio social y se convierten en símiles de los miembros de ese grupo, adoptando sus usos y costumbre y dejando atrás lo que no es bien visto. En estos casos se trata de un problema inconsciente que la misma persona no detecta, a pesar de que a veces conlleva una sensación de vacío y de no poder sentir las emociones en todo su potencial. En algunas ocasiones se trata de una simulación consciente o preconsciente, una especie de impostura, que denota ciertos rasgos psicopáticos.
Una paciente me relataba el caso de un novio que conoció en edad adulta y que se adhirió a la vida de ella en todas sus dimensiones. A pesar de que él le había comentado de otros intereses, cuando vio que ella no los valoraba, los dejó de un lado para seguir los de ella, y en una prueba de “ensayo y error” ir viendo qué podía interesarle a mi paciente y a su grupo familiar y de amigos. También parecía como si él “leyera” las carencias y necesidades de mi paciente, para poder satisfacerlas, por lo menos en un inicio, como seguramente lo habría hecho con su propia madre desde pequeño para ser querido por ella. Poco a poco fue apareciendo su falsedad. Cuando la relación terminó, él rapidamente se adhirió a otra mujer, dejando atrás su vida anterior y ahora adaptándose a los gustos de la nueva. Con sus ideales y los valores pasó lo mismo, se adaptaron a su nueva pareja.
Un conocido mío hacía lo mismo pero con los deportes. Pasaba del Golf, al triatlón, a la cabalgata, al esquí acuático y al tenis dependiendo del grupo de amigos con el que se iba juntando. En todos los casos se compraba el equipo más nuevo, completo y caro.
Es menester decir que este tipo de personas no retienen mucho tiempo a sus parejas o a sus amistades pues se les siente la falta de autenticidad. Tampoco es fácil que trabajen genuinamente en un trabajo psicoterapéutico y más bien se ajustan a ser el paciente “perfecto” o “ideal” para ser querido o admirado.. Dejan a su terapeuta de un día al otro porque no logran generar un vínculo amoroso auténtico, como les sucede con sus relaciones personales.