¿La adolescencia de los hijos o la “obsolescencia” de los padres?

Recientes

UNAM, la universidad 54 del mundo en el Interdisciplinary Science Rankings 2025

La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se posicionó en el lugar 54 del mundo, de la edición inaugural del Interdisciplinary Science Rankings (ISR) 20

¡Gano hasta 12 mil pesos en un buen día Lady Pays!

Hoy les traigo la historia de una emprendedora que no sólo endulza los días con sus pays, ¡sino que también endulza el corazón de todo Nuevo León! Les hablo...

Develan billete de Lotería Nacional para conmemorar el centenario de la Facultad de Filosofía y Letras

Es un reconocimiento a la comunidad académica que busca construir, desde el humanismo y la visión crítica, una mejor sociedad, afirmó Fernando Macedo Chagoll,..

Inició la tercera edición de la campaña «Adoptaxolotl»

Salvar al axolote de Xochimilco (Ambystoma mexicanum), especie endémica de esa región actualmente en peligro de extinción, y restaurar su hábitat natural, es...

Reforma judicial: nuevas controversias ante la SCJN

La SCJN enfrenta una creciente ola de controversias legales derivadas de la reforma judicial publicada en septiembre de este año. Este jueves, se abrieron tr...

Compartir

Siempre escuchamos que los padres temen la entrada de su hijo a la adolescencia, inclusive es frecuente que la nombren como “aborrescencia”.  Lo cierto es que esta fase del desarrollo de nuestro hijo o hija también trae consigo una nueva posibilidad de cambio y de creatividad tanto para nuestras familias, como para cada uno de sus miembros.

Llegada la adolescencia, el joven deberá zafarse de la relación tan cercana con

sus padres, hasta ahora sus únicas figuras de amor, para poder elegir otras posibilidades

de amistad y de enamoramiento fuera de la familia. Si lo pensamos desde la psicología evolutiva, esta acción será la base de la cultura y de la sociedad. Si la sexualidad del chico se queda imbuida en la misma familia de origen no habría posibilidad de formar nuevas familias, y por lo tanto continuidad genealógica. Bien lo dice la Biblia: “Dejarás a tu padre y a tu madre”.

Los padres entonces, deberán renunciar a su lugar en la vida de su hijo o hija, y aceptar que ya no son las figuras más importantes. El psicoanalista francés Phillipe Gutton introduce el término de“obsolescencia” para aludir al proceso de abandono de las figuras parentales en beneficio de la búsqueda de nuevas personas más afines en edad e intereses. Padre y madre deben aceptar que ya son “obsoletos” en la vida amorosa de su hijo o hija. Para el adolescente es necesario “hacerse camino al andar”, para formar una base de sentimientos de genuina individuación y de cohesión, sentimientos que aportan seguridad y confianza. Así es que en su necesidad de diferenciarse, el adolescente abandonará a las figuras parentales, como objetos de amor y como modelos.

También te puede interesar:  Sobre los niños y adolescentes que han sido separados por la fuerza de sus familiares en la frontera

Esto hará que los padres tengan que confrontarse con ellos mismos, con sus propias historias adolescentes, pero también con su presente y con cómo se encuentran ellos en estos momentos de sus vidas.

Hay mamás que sacrificaron sus propios trabajos para cubrir las necesidades de su familia, y así poder dedicar su tiempo a los hijos, alimentándolos, llevándolos a la escuela y a otras actividades, ayudándoles con sus tareas, etc. Cuando sus hijos entran a la adolescencia estos necesitarán mayor independencia, y querrán hacer todas estas actividades o solos o con su grupo de amigos. Al llegar a casa, lejos de acercarse a la madre a contarle sus cosas, tenderán  a encerrarse en su recámara o en cualquier medio social virtual. La madre quedará a deriva, sola y sintiendo que ya no es necesaria, que lo que hace ya no es valioso o importante. Se podrá sentir demeritada frente a su pareja y frente a sus hijos.

Algunos padres también sentirán que pierden el trono, y que los hijos que antes lo admiraban ahora lo ven como ese viejo gruñón que sólo llega a casa a reclamar o a ver la televisión. Sentirán que sólo son una cartera gigante y que los hijos se acercan a él únicamente para pedir (dinero, permisos, el coche, etc.). De la misma forma su proyecto laboral se verá confrontado: ¿han logrado lo que se propusieron desde que ellos mismos eran adolescentes? ¿sacrificaron sus sueños por cumplir estándares sociales y económicos? ¿se sienten exitosos?

También te puede interesar:  Trastorno por dolor: El dolor físico como una proyección de la mente

Lo cierto es que ambos padres sienten que van a la baja en juventud, vitalidad y belleza, y con la confrontación sus hijos también dudarán de su inteligencia y de la actualidad de su información. Lo cierto es que la familia se sentirá rígida y anacrónica, con una visión del mundo, unos valores y unas creencias como “del siglo pasado”.

Pero ahí donde está el problema también está la solución. La adolescencia requiere que la familia cambie, se flexibilice y actualice. Cada miembro deberá revisar qué camino tomar de ahora en adelante y si verdaderamente está haciendo lo que le toca en la vida. No se vale vivir la vida a través de los hijos, vicariamente, ni colocar en ellos la motivación de la propia existencia. Los hijos están en préstamo, para soltarlos a la vida, y una buena parentalidad va a traer como resultado hijos trabajadores, independientes y que puedan irse de casa y dejar a su padre y a su madre.

Para seguir leyendo les recomiendo nuestro libro  “Misión imposible: cómo comunicarnos con los adolescentes” de la Editorial Grijalbo (Penguin Random House 2015) y que escribí en coautoría con la Dra. Martha Páramo Riestra.

Comentarios