Para cambiar de ánimos electorales y mundialistas, les presento un artículo del Psicoterapeuta Kevin Dueñas (kevin_109735@hotmail.com) acerca del famoso “Objeto transiciónal”, imprescindible en el desarrollo de nuestros hijos. Leamos:
Sabemos que los pequeños necesitan de muchos cuidados por parte de sus progenitores, es común que la preocupación de los padres se encuentre más recargada, muchas de las veces en la salud física. Esto en algunos casos impide poder pensar que el desarrollo físico no es equivalente de un buen desarrollo psíquico; la salud física es sin lugar a dudas importante, sin embargo, la salud mental va de la mano de ésta, ocupando un lugar igual o más importante en la vida de los “peques”.
Entonces la pregunta que se nos presenta es: ¿cómo saber que mi pequeño esta pudiendo construir un mundo interno, seguro para él? La respuesta quizá no la tengamos que buscar tan lejos de nuestra percepción de ellos, podría ser que algunas veces notes que tu hijo “no suelta una prenda”, una prenda de papá, mamá, una cobijita o que tenga un juguete súper favorito y que no quiere dejar para nada, vaya a donde vaya. Llora y “parece” que de verdad le duele mucho que no esté ese objeto para él, y es que puede ser difícil para un adulto hacerse a la idea de que tal “tesoro” es un tesoro en la realidad de este pequeño, es, “su tesoro”.
Este “tesoro” como lo dijimos antes duele si no está o de pronto desaparece y no lo encuentra, siendo el primer objeto que busca por las mañanas, pero ¿por qué? El desarrollo psíquico de los pequeños es maravilloso. Los niños en su temprana infancia quieren mucho a sus padres, pero ¿que crees?, a tu “peque” seguramente le duele mucho cuando tú lo dejas en la escuela, o te tienes que ir a trabajar para que él tenga una buena vida con estabilidad económica, sin embargo, cuando tú te retiras de su mirada a él “le duele” y mucho; porque quizá en su pequeña cabecita cree, que jamás volverás. Esto quiere decir que por ser tan “peque” no ha podido construir en su interior una constancia de objeto, tal es así que siente que lo dejarás y nunca volverás por él.
Así que si tu “peque” llora cuando apenas se aproxima la ocasión de una micro despedida, ahora podrás pensar que te extrañará mucho y tú tendrás que otorgarle la confianza necesaria de que siempre estarás para él, y que volverás cada vez que lo dejes.
Regresemos un poco al tema del “tesoro”, ¿qué crees que es lo que a tu peque le da tranquilidad cuando tú te vas? La respuesta es: su “tesoro”, este objeto que no suelta. Cuando este juguete o prenda, su cobijita o peluche está a la mano, él puede llevarse algo a donde él esté de su casa, de sus padres y de él mismo a donde vaya sin temor a quedarse sólo y desamparado. De esta forma poco a poco en su cabecita se va logrando apropiar de su mamá, de papá y de su hogar a través de este objeto aparentemente no muy importante, es como si dijéramos: “mi peque se lleva una parte de nosotros de su casa con él en ese objeto tan importante para él”, otorgándole confianza que se verá reflejada a lo largo de toda su vida.
Entonces. ¿cómo puedo yo ser partícipe de este gran acontecimiento para mi peque?
Lo ayudarás mucho si eres un cómplice, un aliado de este acontecimiento tan importante en la construcción de la vida psíquica de tu hijo. Cuando un adulto se lo quita, o le quita su personalidad a este objeto le está robando lo que lo hacia significativo y propio. Nos referimos a que la cobijita o el peluche tienen un olor, una textura que es peculiar y que a tu peque le hace sentir seguro y es parte de su vida; es reconocido como propio, por lo que si lo lavamos porque huele “mal” le robamos mucho al desarrollo de nuestros niños en pleno crecimiento emocional.
Digamos entonces que el mundo de los niños está lleno de curiosidades que, si nos ponemos a pensar, tienen un sentido quizá no para nosotros pero si para ellos, y es muy fácil desde la vida adulta minimizar y echar a un lado estos grandes acontecimientos, siendo realmente en extremo importante para estos “peques” desde su pequeño gran mundo. Seamos aliados de su desarrollo en tanto a ser cómplices de su juego y sus fantasías poniendo límites a su altura cuando sea necesario, siempre con cuidado de no apagar sus ilusiones y gran sentido de explorar el mundo con tenacidad y curiosidad.