En un acto de campaña a la presidencia de Argentina, Javier Milei, líder del partido de ultraderecha La Libertad Avanza, explicó la forma en que transformaría el Estado al alcanzar el triunfo y en un video publicado dijo: “Bueno, lo primero que tenemos que entender es que el Estado no es la solución; el Estado es el problema”, y frente a una pizarra blanca fue arrancando uno a uno los ministerios que desaparecería.
“¡Afuera!”, gritó acerca de los ministerios de: Turismo y Deportes; Cultura; Ambiente y Desarrollo Sostenible; Mujeres, Géneros y Diversidad; Obras Públicas; Ciencia, Tecnología e Innovación; Trabajo, Empleo y Seguridad Social; Educación; Transporte; Salud; y Desarrollo Social.
El ultraderechista obtuvo la presidencia el 19 de noviembre de 2023 y, a seis meses de tomar el poder, cumplió su promesa con el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad para convertirlo en una subsecretaría del Ministerio de Justicia.
En un comunicado el Ministerio informó que “ninguna de sus acciones concluyó en la baja del índice del delito” y que, “por el contrario, el pueblo argentino fue testigo de su sesgo ideológico en la defensa discriminatoria de las víctimas”.
Esto sucede en un contexto en el que cada 35 horas una mujer es muerta víctima de feminicidio en Argentina, y con más de 40 años de lucha por sus derechos y en contra de la violencia en la historia del Ministerio.
Nelly Lara, profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM y quien fuera investigadora posdoctoral del Centro de Investigaciones y Estudios de Género, establece cinco aspectos que han marcado el retroceso para las mujeres en relación con la desaparición de instituciones como el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad:
1. El patriarcado como un ente encargado de impedir el avance de las mujeres. Además del efecto búmeran que representa los retrocesos venideros siempre que ellas avanzan.
2. La relación entre las mujeres y el Estado. Su incorporación a un Estado patriarcal que sigue dictando las normas de configuración y, aunque se ha logrado su modificación, continúa la existencia en sus limitantes.
3. El neoliberalismo como un sistema económico que dicta que lo que importa es el dinero y no el sujeto, y si hay que recortar programas sociales, los primeros serán los dirigidos a las mujeres, diversidad sexual y otros grupos vulnerables.
4. La incorporación de los neoconservadurismos. Ideas que se pensó ya habían trascendido, pero que de forma religiosa o por su carácter social vuelven a aparecer.
5. La desarticulación del movimiento feminista, que es presentado como algo que debió haber trascendido y ya no hace falta, cuando claramente las últimas acciones hacen evidente la necesidad de su existencia.
En 1971, la escritora francesa Olympe de Gouges publica la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana de forma reaccionaria contra la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, que reconocía para los varones la condición de ciudadanía y a las mujeres las ponía en una situación de inferioridad.
Nelly Lara expresa: “Este tipo de ministerios que están inscritos sobre todo en el ámbito estatal nos permiten advertir el gran camino que las mujeres han atravesado para la construcción de su ciudadanía y de sus derechos sociales y políticos… Es difícil que otro sujeto político luche por las necesidades que ellas tienen en el ámbito de lo social”.
La vida de Olympe de Gouges terminó en el cadalso y Nelly Lara explica: “Algo que sabemos, sobre todo en América Latina, es que el movimiento feminista es una postura colectiva y ya no está representado solamente por una mujer”. La lucha feminista continuará en Latinoamérica y el mundo. “Nuestra agenda política no depende completamente de lo que sentencian en los Estados modernos. El feminismo contemporáneo ha logrado articularse de tal manera que puede operar, quizá con mayor limitación, con o sin las instituciones en que esté configurando el Estado”, concluye Nelly Lara.