Las noches en Acapulco se han vuelto aún más inquietantes para los residentes de la colonia Hogar Moderno. La oscuridad domina, no hay energía eléctrica desde la madrugada del miércoles pasado, y la seguridad se ha desmoronado.
Ante esta situación, los habitantes han tenido que tomar medidas extremas para proteger sus hogares y a ellos mismos. Grupos de jóvenes se organizan para vigilar las calles, armados con palos, tubos, machetes, cuchillos y piedras. Arrastran troncos de árboles caídos para encender fogatas, que son su única fuente de luz en medio de la oscuridad profunda. Su objetivo: evitar que ladrones ingresen a sus casas o intenten robar gasolina de sus vehículos.
Las barricadas han bloqueado el acceso a las calles principales, impidiendo que cualquiera entre o salga de la colonia. Incluso los propios residentes afrontan dificultades para ingresar. Esta medida drástica es necesaria para mantener la seguridad, pero también impide que los vecinos puedan llevar a cabo sus rutinas diarias.
La vigilancia en la colonia Hogar Moderno comenzó cuando un residente descubrió a un hombre intentando robar gasolina de su camioneta. Desde entonces, los vecinos han decidido cuidarse mutuamente.
El huracán Otis ha dejado una estela de devastación en la colonia y en muchas otras áreas de Acapulco. Árboles derribados, postes caídos, casas sin techos ni ventanas: la escena es desoladora. La escasez de suministros básicos agobia a los residentes, algunos de los cuales han optado por abandonar sus hogares en busca de refugio en otras ciudades o incluso en otros estados.
Los vigilantes nocturnos de la colonia están lidiando con la falta de ayuda y la falta de seguridad. La situación es precaria, y la inseguridad ha aumentado debido a la falta de patrullas o autoridades que puedan mantener el orden. Los vecinos se han convertido en su propia línea de defensa para proteger sus propiedades y mantener a raya a los saqueadores.
La historia de Hogar Moderno se repite en varias colonias de Acapulco, donde la falta de vigilancia ha llevado a un aumento en los robos. Los residentes, desesperados por la situación, están dispuestos a hacer lo que sea necesario para proteger lo poco que les queda después del paso devastador del huracán Otis.