Los enormes templos y pirámides de Teotihuacán, uno de los principales destinos turísticos de México, reabrieron el jueves a los visitantes, más de cinco meses después de cerrar en un esfuerzo por frenar la propagación del coronavirus.
Unos pocos turistas paseaban por la mañana a lo largo de la calle principal de la antigua ciudad, la llamada Calzada de los Muertos, aunque no se les permitió ascender las pirámides más altas del sitio.
El aforo en la zona arqueológica estará limitado a 3,000 visitantes por día, a quienes se les tomará la temperatura y les será requerido el uso de mascarillas.
«Me parece que es muy importante para la economía, para el turismo y para la gente que puedan seguir disfrutando de lugares así», opinó el turista español Matte, uno de los primeros en ingresar al lugar, quien declinó dar su apellido.
La reapertura también es una buena noticia para comerciantes como Lourdes Guerra, quien vende recuerdos en el sitio desde hace 40 años y dijo que los lugareños estaban desesperados por regresar al trabajo.
«Yo quiero echarle todas las ganas (…), y pedirle a la gente que venga, que no nos olvide», afirmó.
México ha sido duramente golpeado por la pandemia, con casi 650,000 contagios y cerca de 70,000 muertes confirmadas hasta la fecha por las autoridades sanitarias.
Teotihuacán, a unos 50 kilómetros al noreste de Ciudad de México, fue una de las mayores ciudades prehispánicas de Mesoamérica. Expertos piensan que la metrópoli floreció gracias a una boyante economía que producía utensilios de obsidiana.
Nombrada patrimonio cultural mundial en 1987, Teotihuacán sigue envuelta en misterio. Se desconoce su lengua materna, así como su nombre original. Los aztecas la bautizaron siglos después de su colapso. En náhuatl, que aún hablan muchos indígenas en México, significa «ciudad de los dioses».
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