Una copia de las famosas Inmaculadas del pintor Bartolomé Esteban Murillo fue enviada a restaurar por un coleccionista en Sevilla, España. El trabajo mal logrado ha recordado a lo ocurrido con Ecce Homo de Borja, en 2011.
Sin embargo, la Asociación de Conservadores Restauradores de España (ACRE) pidió hacer lo contrario a lo sucedido en aquel momento, cuando todo se torno un una broma, y denunció la «falta de regulación» de la actividad de la restauración y considera que actuaciones como la intervención en una supuesta copia de «La Inmaculada del Escorial», de Murillo, «debería alarmar» a los ciudadanos y no convertirse «en un motivo de diversión mediática y social».
De acuerdo con el diario español El País, un artesano de muebles fue el encargado de realizar la intervención a la réplica. El original de esa supuesta copia está en el Museo del Prado, por lo que de confirmarse los hechos, aseguran que habría que «lamentar la pérdida, una vez más, de un bien cultural», por lo que han pedido que «esta situación no se convierta en un motivo de diversión mediática y social, como ya ha sucedido con anterioridad».
ACRE recuerda que existe la formación oficial en España que cualifica para la profesión y que la calidad de las intervenciones de conservación-restauración realizadas por los profesionales españoles están altamente consideradas a nivel laboral e institucional en Europa.
«Es lamentable que en pleno siglo XXI no se ponga limitación y orden legal a que personas sin titulación realicen este tipo de intervenciones, cuando en España, y en concreto en la Comunidad Valenciana, hay un gran número de especialistas titulados», sostuvo la agrupación, por medio d Eunices comunicado de prensa.
Según ACRE, en los últimos años los profesionales de la Conservación-Restauración se han visto obligados a emigrar o abandonar su profesión por falta de oportunidades laborales, «provocando la actual debilidad del tejido empresarial en este sector, agravado además por la terrible crisis que vivimos en la actualidad», que han trasladado al Gobierno.
La profesión de Conservación-Restauración «es frágil y está en grave riesgo de desaparecer en todo el territorio español», ya que «en la legislación estatal y autonómica referente a la protección del Patrimonio Cultural no está regulado quienes son los profesinales cualificados para realizar las intervenciones sobre estos bienes».
Esta falta de regulación «se traduce en una ausencia de protección de nuestro Patrimonio, ya que permite que personas sin formación intervengan sobre él, enfrentándose, en el mejor de los casos, a simples sanciones administrativas».
ACRE concluye que el desconocimiento y reconocimiento de su profesión, la falta de regulación de esta actividad, «clave para la conservación del Patrimonio Cultural, y las inexistentes o insignificantes sanciones que se imponen ante estos hechos son un mal endémico en nuestro país, al que debe de ponerse fin por parte de las administraciones competentes».
Información de EFE