Los connacionales residentes en el extranjero, principalmente en Estados Unidos, enviaron en febrero más de 2.050 millones de dólares a sus familias, un 1,4 por ciento menos que en el mismo mes del año anterior.
Esta caída, supone un cambio de tendencia respecto a los 10 meses precedentes de crecimiento. Analistas estiman que este descenso se debe al denominado efecto base, el fuerte crecimiento que se produjo en febrero del año pasado, del 13 por ciento, hará difícil que las remesas volviesen a repuntar, y por la apreciación del peso mexicano frente al dólar estadounidense.
La última contracción en las remesas que recibe México se había registrado en marzo del año pasado.
Desde el punto de vista del poder adquisitivo, en cambio, las remesas recibidas por las familias mexicanas en el segundo mes del año, una vez convertidas a pesos y descontado el efecto de la inflación, subieron 3,6 por ciento, respecto al mismo mes del año pasado.
Las remesas suponen algo más del 2 por ciento del PIB y suponen un ingreso vital para la estabilidad macroeconómica y, sobre todo, para las familias receptoras, en su mayoría de Michoacán, Jalisco, Guanajuato, el Estado de México, Guerrero y Oaxaca.
Con información de El País