Todos en algún momento de nuestra vida hemos estado en el papel de víctimas, sin embargo, hay personas que se convierten en víctimas permanentes, digamos que su vida está en modo “víctima permanentemente”.
Estas personas se caracterizan por disfrazarse de falsas víctimas, ya sea de forma concierte o inconsciente, para liberarse de toda responsabilidad y así culpar a los demás de todos los males que lo aquejan.
Estos maestros del victimismo crónico son expertos manipuladores que manejan todo a su favor pero siempre desde un papel de víctima pero que en realidad terminan alimentando sentimientos de ira y resentimiento que pueden desembocar en un viíctimismo agresivo. Es el típico caso de quien no se limita solo en lamentarse, si no que ataca y acusa a los demás, mostrándose intolerante y vulnerado continuamente.
¿Cómo reconocerlos? Estas personas presentan este patrón de conducta continua;
- Deforman la realidad
- Hallan consuelo en el lamento
- Buscan culpables continuamente
- Son incapaces de realizar una autocrítica sincera
Es importante no perder de vista que para que pueda haber una víctima, tiene que haber un culpable, por lo tanto, debe desarrollar una serie de estrategias que le permita lograr que la otra persona asuma su culpabilidad.
Debes tener cuidado cuando tratas con una persona que maneja este tipo rol de víctima, el primer paso es identificarlo y que no te asuste la posibilidad de que puede ser tu hijo, tu esposo incluso tu madre o alguna otra persona a la que tienes un amor incondicional, es importante pensar que para bien tuyo y del otro es mejor tratar de resolver el problema lo más pronto posible antes de que la relación se rompa.
No permitas la manipulación, no te enganches escuchando quejas constantes, lo mejor es enfrentarlo y mostrándole que no estás dispuesto hacer más el culpable y ayudarle a reconocer que su conducta no es la correcta.
Recuerda que tú tienes el control no permitas que nadie te arruine la vida.