La violencia y discriminación contra la mujer no son problemas del pasado, al contrario, podríamos decir que han evolucionado y se alojan en todas partes del mundo sin importar condición social, edad, profesión o raza. Es una constante que las mujeres se enfrenten a diversas situaciones de abuso, mismas que incluso consideramos hechos cotidianos y que en realidad son indicios de este mal.
En ese sentido, la ONU nos muestra cifras desalentadoras y que en todo momento son un llamado a erradicar este problema que ya no atañe únicamente al género femenino, sino al género humano.
Hago mención especial del género humano, sobre todo porque en los últimos días, hemos mostrado un olvido profundo de aquello que nos hace iguales, ya no recordamos ponernos en el lugar del otro; hoy pisoteamos la tolerancia y el respeto, hacemos a un lado nuestro sentido de comunidad y permitimos todo tipo de abuso siempre y cuando no sea contra nosotros mismos.
Los abusos cometidos contra mujeres, representan una grave violación a los derechos individuales y son resultado de la discriminación que se sufre desde el núcleo familiar, las leyes y la práctica de ellas. Las repercusiones que tienen estos actos, afectan en conjunto a la sociedad, erigiéndose como un fenómeno de alcances inimaginables, cuyo surgimiento, desarrollo y consecuencias son producto de múltiples factores.
La Organización de las Naciones Unidas señala que hasta 70 por ciento de las mujeres sufren violencia a lo largo de su vida y se calcula que entre 500 mil y 2 millones son víctimas de prostitución, realizan trabajos forzados o sirven como esclavas.
Este organismo ha declarado el día 25 de cada mes como el Día Naranja, invitándonos a usar este color como símbolo de lucha para la erradicación de la violencia contra la mujer.
Usar un listón o prenda de determinado color, contribuye a dar significación a esta lucha, nos hace conscientes de un problema que no se ha alejado por completo de la sociedad y que su solución continúa sin ser visible para muchas mujeres. Sin embargo, hace falta compromiso y coordinación entre instituciones y sociedad para concretar la disolución de esta problemática y evitar el creciente número de ataques, asesinatos, violencia psicológica y rezago que hoy viven muchas mujeres en todo el mundo. Es mi opinión…