Ante el desasosiego derivado de la inestabilidad económica, social y cultural, provocada por diversos factores que atañen a la necesidad de crear y mejorar políticas públicas, los gobiernos locales deben cerrar filas en torno a un objetivo común: impulsar una transformación democrática con la que se promueva la participación y favorezca la protección de los derechos de la ciudadanía.
Como base de los tres órdenes de gobierno y como el primer contacto de la comunidad con sus gobernantes, es necesario que la cuna de estas iniciativas sean los municipios en coordinación con los municipios.
Para hacerlo se requieren gobiernos abiertos a una dinámica colectiva, ciudades sin miedo que promuevan la transformación democrática más allá de las fronteras que las delimitan. Las ciudades sin miedo son aquellas que están dispuestas a resistir los estragos del odio para defender los derechos humanos, la democracia y el bien común.
“Ciudades sin miedo” es un movimiento municipalista internacional (promovido más recientemente a través de un evento del mismo nombre celebrado en Barcelona), que busca construir redes globales de solidaridad contra los retos que atentan la calidad de vida de los habitantes. Un ejemplo de ellas, son las ciudades santuario en Estados Unidos, que ante la política antimigrante de Donald Trump, decidieron crear un frente común para reconocer y proteger los derechos de quienes llegaron a aquel país en busca de mejores oportunidades.
El movimiento ha tenido repercusión en todo el mundo para defender y atender diferentes causas, mientras en España, alcaldes y legisladores, se reúnen para discutir el papel de las ciudades en la lucha contra la violencia, en otras partes de Europa, los gobiernos se preparan para dar la bienvenida a refugiados que huyen de la guerra.
América Latina no se ha quedado atrás con movimientos municipalistas que luchan contra la pobreza y la desigualdad promoviendo iniciativas económicas y en Asia, específicamente Hong Kong, alzan la voz contra la represión desde la legislatura.
En México existen 2,446 municipios y 16 delegaciones, cada uno de diferente tamaño, diversas riquezas y diferentes problemáticas. Esta tendencia internacional, los obliga a reconocerse como el marco principal de la ciudadanía; ser ciudades sin miedo que promuevan gestiones eficientes y colaborativas con aquellos con quienes comparten fronteras o con quienes enfrentan dificultades similares, aprovechando su lugar en la política nacional para mejorar la toma de decisiones a favor de sus votantes: los ciudadanos.
Una red de ciudades sin miedo, es el más claro ejemplo de que la unión hace la fuerza. Por muchos años, los gobiernos locales han sido víctimas de las circunstancias, sin embargo, los cambios sociales y la nueva formación ciudadana, los invitan a crearlas, a modificar la política nacional desde la base de su estructura para combatir la pobreza, el desempleo, la violencia, el machismo, la inseguridad y muchas otras problemáticas que dificultan la sostenibilidad de la calidad de vida. Es mi opinión…