Presidentes municipales asesinados, una estadística en aumento y que ya se está haciendo común medirla; un fenómeno y un titular de noticias regular del que pocas veces conocemos los detalles que lo precedieron y aún menos, los de su conclusión. Ejecutar un gobierno eficiente ya no es la única responsabilidad del alcalde; ahora, asumir un puesto que con naturalidad es el más cercano a la ciudadanía, significa estar preso de grupos de influencia, de la delincuencia y de cualquier otro que desee el poder por el poder.
México es uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo, para ser mujer y ahora, para ser alcalde. La vida de estos servidores públicos corre peligro, los gobiernos municipales deben estar en alerta constante ante el profundo olvido de la clase política.
Estamos en el país donde no se puede ser alcalde. En los últimos 10 años, 78 presidentes municipales han sido asesinados, 17 en lo que va del sexenio actual, 5 en lo que va del año. Michoacán y Oaxaca, son los estados con el mayor número de casos, 14 y 12 , respectivamente. De acuerdo con la Asociación Nacional de Alcaldes (ANAC) y la Asociación de Autoridades Locales de México A.C (AALMAC), la mayoría de los casos están relacionados con la delincuencia organizada y otros más con conflictos sociales.
Lamentablemente, el asesinato político en México, se ha asentado a nivel local, un síntoma de inestabilidad, violencia y del poco entendimiento del funcionar del país. A la agenda de los alcaldes se ha sumado lidiar con la inseguridad, el acoso del crimen organizado y la presión por el control de sus participaciones federales, que además, están desfasadas y recortadas, impidiendo la ejecución libre de su cargo.
Nos acostumbramos a escuchar la palabra “alcalde” en los discursos políticos como una táctica que promete impulsar a los municipios y garantizar su desarrollo, sin embargo, con el paso del tiempo se convierte en un pendiente añejo y la presidencia municipal, continúa representando el último eslabón del poder político.
Y a pesar de ello, los partidos políticos saben que sus principales operadores y representantes ante la comunidad son los alcaldes, quienes se nos olvida considerar que son la base del desarrollo del país, el primer acercamiento con la ciudadanía y parte del engranaje para el correcto funcionamiento de la vida política, definiendo incluso el rumbo de sus institutos.
El número de casos en aumento, nos ha llevado al punto de que ni los gobiernos locales, estatales y federal, tienen entre sus principales planes detener esta ola de violencia que pone en manos del crimen organizado las negociaciones de protección en procesos electorales y la consumación de atentados contra las autoridades municipales.
Además del gobierno federal y de los estados, todo esto hace también sentir vulnerable a la ciudadanía porque si las autoridades son víctimas del crimen, ¿qué podemos esperar todos los demás? Con ello, surge una pregunta más, ¿cuántos alcaldes más perderán la vida antes de que el gobierno federal establezca un sistema de protección efectivo para la ciudadanía y los gobiernos locales?
Es mi opinión…