El ex atleta olímpico Bruce Jenner ha decidido salir en la portada de la revista Vanity Fair expresando su identidad de mujer y comunicando su nuevo nombre (Caitlyn), y este hecho ha sido festejado y aplaudido por muchos personajes famosos de Estado Unidos y de otros países. A mí me parece que se está idealizando y glorificando una problemática que es verdaderamente complicada y causa de mucho sufrimiento.
Primero explicaré que el nombre técnico que se utiliza en el medio psicológico o psiquiátrico es “Disforia (malestar) de género y/o “Trastorno de identidad de género” (DSM V). Con estos términos se designa a las personas que creen y sienten que pertenecen al otro sexo, al sexo que contradice su propio sexo biológico y anatómico (cromosómico). Los hombres transgénero sienten que son mujeres que habitan en un cuerpo de hombre que no les pertenece y que en verdad debieran estar en un cuerpo de mujer. Así mismo las mujeres transgénero desean y piensan pertenecer en un cuerpo de hombre. Ambos sienten gran malestar con su propio género.
Tenemos que distinguir dos conceptos: uno es la identidad (¿qué soy? Hombre o mujer) y la otra es la orientación sexual (¿A quién se dirige mi deseo sexual? A un hombre o a una mujer). Son dos cosas distintas y no necesariamente relacionadas. Un hombre transgénero puede tener una identidad de mujer pero su orientación sexual puede seguir estando dirigida a mujeres. Un hombre homosexual puede tener una identidad de hombre pero su orientación sexual está dirigida hacia miembros del mismo sexo, es decir, hombres.
Esta identificación de la persona transgénero con el sexo opuesto es algo sólido y permanente, que a veces comienza a sentirse desde muy temprana edad. No es algo determinado por un problema hormonal o algo pasajero deseado por una necesidad social, sino que es algo que la persona siente, vive y sufre desde que es muy pequeño o pequeña.
Si esta problemática se detecta y acepta a tiempo, el púber puede iniciar terapia hormonal al inicio de su desarrollo sexual para desarrollar las características sexuales secundarias propias del género al que siente que pertenece, y no desarrollar las del propio sexo. Si no se comienza a manejar a tiempo el individuo se desarrollará según le corresponde a su sexo biológico y, si eventualmente lo decide, hará las intervenciones necesarias para adquirir la apariencia del sexo que desea más adelante. Por ejemplo, un hombre que desea ser mujer se podrá inyectar hormonas femeninas, ponerse prótesis mamarias, depilarse el vello y la barba, etc. Sin embargo la estructura ósea ya estará desarrollada por lo que quizás querrá disminuir la protuberancia de la manzana de Adan en el cuello, limarse quirúrgicamente zonas del cráneo (como la frente o la quijada) para darle mayor suavidad a la cabeza. En última instancia el hombre transgénero quizás, como fin último de su transformación, deseará operarse los genitales para obtener la apariencia y funcionalidad relativa de una vagina.
En el caso de Bruce/Caitlyn Jenner es impresionante ver su transformación. Es maquillado y peinado por los más destacados estilistas del medio, portando ropa de los diseñadores de alta costura más afamados, y fotografiado (y “fotoshopeado”) por Annie Leibovitz, una de las mejores fotógrafas de nuestros tiempos. Es una escena glamorosa, y Caitlyn se ve espectacular.
La realidad de la mayoría de los individuos transgénero es otra. Muchas veces sin los recursos económicos y sociales para lograr una transformación quirúrgica idónea, caen en manos de cirujanos o estilistas baratos y de medio pelo que los/las dejan deformados. Y aunque las cirugías hayan sido de la mejor calidad, la realidad es que un hombre no puede convertirse en mujer y una mujer no puede convertirse en hombre. Pueden asemejarse pero no “ser”. Esto genera una gran sensación de insatisfacción (si de por sí casi todos estamos insatisfechos con nuestra apariencia) y muchas veces depresión clínica. Los índices de aislamiento, abuso de drogas y de suicidio son alarmantemente altos. Y esto sin tocar el asunto del prejuicio social, que también genera serios efectos en la estima de uno mismo. Ahí sí que Bruce/Caitlyn Jenner hizo una gran labor, pues le da el espaldarazo y el apoyo mediático a este grupo tan poco comprendido.
No obstante, mi opinión es que no debemos olvidar que ser un individuo transgénero implica algo más allá de la pura apariencia, y creo que hay que darle el peso y el análisis que se requiere para evitar el sufrimiento y el dolor.