-“Mi Braulio es el niño más educado y bien portado que se puedan imaginar”, dice Amalia a sus dos mejores amigas, mientras juegan póker y bebe unos tragos de tequila.
Susana y Adela saben que ahora viene la lista enorme de virtudes que su amiga siempre adjudica a su primogénito de 12 años.
-“¿Y en dónde está ese dechado de virtudes?”, le pregunta Susana a Amalia con cierta ironía qué únicamente Adela percibe.
Amalia contesta con mucho orgullo:
-“Está en su habitación viendo la televisión.”
Entonces, Adela le comenta con toda sinceridad:
-“Oye, ¿no crees que mejor debería estar jugando con sus amigos o haciendo algo de deporte? Todas las veces que venimos a tu casa, no le vemos la cara porque se la pasa viendo televisión.”
Amalia termina su trago y dice con mucha seguridad:
-“Claro que no. Mi Braulio se la pasa viendo documentales y series históricas. Por eso es tan listo en la escuela. Además, prefiero que esté en la casa seguro, que jugando en la calle rodeado de mil peligros.”
Y en efecto, desde que Braulio tiene uso de razón, Amalia le ha prohibido salir a la calle a jugar. Por eso no tiene amigos y que en las tardes, después de hacer su tarea, su único entretenimiento es ver la televisión.
Susana y Adela se miran contrariadas. Finalmente, Susana se atreve a comentar:
-“No te vayas a molestar, Amalia, pero por eso el niño está tan gordito. Sólo viaja en carro y no hace ningún deporte.”
Lejos de molestarse, Amalia responde sintiendo que les da una lección a sus amigas:
-“Braulio no tiene necesidad de hacer ningún deporte en el que pueda salir lastimado. Lo suyo es el estudio. Es el primer lugar de la clase y nunca da problemas. Es muy calmado.”
Lo que Amalia no les dice a sus amigas es que Braulio es de esa manera porque desde muy pequeño le ha dado comida para mantenerlo entretenido y que no le dé lata.
En ese momento, Braulio cruza por la sala, camino a la cocina. Susana y Adela quedan impresionadas al ver el terrible grado de obesidad del niño. Por eso, Adela comenta sin pensar:
-“¡Está enorme! ¿Cómo pudo aumentar tanto de peso, si lo acabamos de ver hace dos semanas y no estaba así?”
Adela responde:
-“Porque es época de exámenes finales y le da más hambre, pero no es nada malo. Los niños, entre más gorditos, más sanos. Eso decía mi mamá y mira, ninguno de mis hermanos la pasó mal de chiquitos.”
Adela tiene razón, pero se le olvida contar a sus amigas que Juan y Alberto, sus dos hermanos mayores, sufren de diabetes e hipertensión arterial desde la juventud, en gran parte por el sobrepeso que siempre han tenido.
Unos 6 meses después de esta conversación, las amigas se vuelven a reunir y ahora la cara de Adela no es la misma. Se nota triste y preocupada. La razón es muy sencilla: Braulio empezó a desarrollar diabetes y sufre dolores de rodillas por el grado de obesidad que tiene.
Entonces, Adela recuerda las palabras de su madre y se pregunta qué tan certeras son:
“Los niños entre más gorditos, más sanos y bien alimentados.”
En el periodismo de vida de hoy, hablamos de la gravedad de un tema de salud nacional como lo es la obesidad infantil y juvenil.
Este problema está relacionado estrechamente con el sedentarismo que muchos de los niños desarrollan ante la falta de actividades recreativas o deportivas, tanto en la casa como en las escuelas.
Nos debe preocupar porque es precisamente durante los primeros años, adolescencia y juventud de nuestros hijos que aprenden costumbres y desarrollan malos hábitos relacionados con su alimentación y actividad física.
El número de niños y adolescentes de entre 5 y 19 años con obesidad en todo el mundo se ha multiplicado por 10 en los últimos 40 años.
Un estudio del Imperial College de Londres y la Organización Mundial de la Salud demostró la evolución del índice de masa corporal y la obesidad, de 11 millones de niños obesos en 1975 a 124 millones en 2016.
La causa principal del sobre peso y la obesidad es el desequilibrio energético entre las calorías que se consumen y las que se gastan. Obviamente, la inactividad o sedentarismo es el problema que se debe combatir, sobre todo en las escuelas.
Según datos del INEGI, los programas de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), a través del Módulo de práctica deportiva y ejercicio físico (Mopadef), comprobaron que más del 56% de la población en México es inactiva físicamente.
Esto explica por qué nuestro país ocupa el primer lugar en obesidad a nivel mundial, por delante de Estados Unidos y Canadá.
Al respecto, la OMS señala que es preciso reducir el consumo de alimentos con alto contenido calórico y bajo valor nutricional. Pero sobre todo, que los niños dediquen menos tiempo de ocio a actividades sedentarias como el uso de pantallas, celulares, ver la televisión o navegar en internet frente a la computadora.
Hay que olvidar ese mito de nuestras abuelas que decían que un niño cachetón era un niño más sano.
Y por eso es que hoy te pregunto en este periodismo de vida: ¿Cuánto tiempo dedicas a realizar actividades físicas en el día? ¿Cuánto tiempo pasan tus hijos en actividades sedentarias? ¿En las escuelas crees que hacen el ejercicio necesario?
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