Las y los médicos veterinarios son esenciales para el desarrollo de cualquier país, pues juegan un papel importante en la salud pública; la producción, inspección y certificación de alimentos de origen animal; la seguridad alimentaria; la conservación de la biodiversidad y el uso eficiente de los recursos naturales.
Así lo afirma el director de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la UNAM, Carlos Guillermo Gutiérrez Aguilar, quien señala que en esos aspectos debe considerarse la sostenibilidad, uno de los retos más importantes de su ejercicio y en la formación de los futuros profesionistas.
Con motivo del Día del Médico Veterinario Zootecnista expone que la sostenibilidad es un eje transversal de todas las áreas de conocimiento que abarca su disciplina: producción de animales de todas las especies, salud pública, relación con el medio ambiente, la parte clínica, entre otras.
El trabajo de estos profesionales es más amplio de lo que se percibe a primera instancia, que es el cuidado de la salud de los animales de compañía de las familias, destaca.
“Nos vinculamos en la salud pública porque tenemos que garantizar que los productos de origen animal que llegan a nuestros hogares sean de la más alta calidad sanitaria. Los inspeccionamos y certificamos, desde su producción y hasta que llegan a nuestras mesas”, subraya.
En el ámbito de la seguridad alimentaria -que forma parte de la seguridad nacional- ayudan a garantizar que la población tenga la cantidad suficiente de alimento, proteína de origen animal como el huevo, leche, carne, por ejemplo.
Históricamente, enfatiza, la profesión de médico veterinario zootecnista ha sido fundamental en el progreso del país y para la industria pecuaria, al apoyar en la generación de dichos insumos. Hoy en día también juegan un papel relevante para revertir cambios ecológicos generados por esta obtención y para garantizar que las generaciones futuras tengan un ambiente sostenible.
Gutiérrez Aguilar explica que en la medicina veterinaria se maneja el concepto “Una Salud” (“One Health”), el cual incluye el bienestar de las poblaciones humanas, de las de animales y del medio ambiente. Conservar este último permite mantener a poblaciones silvestres como un “buffer o amortiguador”, a fin de que ciertos patógenos no “brinquen” hacia las poblaciones animales y humanas.
“Con el SARS-CoV-2 experimentamos, de primera mano, cómo las cosas pueden salir mal cuando no se siguen prácticas sostenibles. Es un ejemplo de cómo en un entorno alterado por la acción humana especies infectadas con un virus, al ser introducidas a áreas urbanas, pueden encontrar el escenario perfecto para que el virus se adapte y encuentre un huésped, se replique y cause una pandemia devastadora”, recuerda.
De acuerdo con Gutiérrez Aguilar, los problemas relacionados con la salud de los animales también pueden generar afectaciones económicas. Que la peste porcina africana llegue a una nación puede ser desastroso para la carne de cerdo y afectar también las cadenas de producción de pollo y de res, y poner en aprietos la seguridad alimentaria nacional.
En la producción animal también se promueven el desarrollo e implementación de buenas prácticas pecuarias, las cuales se diseñan a través de la investigación. Luego se realiza la transferencia de tecnología para que quienes se dedican a la crianza puedan implementarlas y certificar sus procesos como sustentables y éticos.
“Como Universidad Nacional tenemos el mandato de formar a nuestras alumnas y alumnos en todas las áreas y que atiendan las necesidades del país, incluyendo la atención clínica -cuidado y la salud de los animales-, en el manejo de prácticas productivas y sostenibles para que conserven los recursos y el ecosistema lo más sano posible”, refiere.
Actualmente, detalla, gran parte del territorio mexicano es ocupado para la producción animal y los veterinarios deben estar involucrados en mejorar las condiciones de los animales y las medioambientales, apoyando a los productores.
En la FMVZ se realizan investigaciones sobre cómo mejorar la nutrición, reducir la generación de metano, estudiar la población bacteriana que habita en el rumen y ayuda a la digestión de forrajes, así como aspectos concernientes con la nutrición y de selección genética.
También se evalúa la producción en términos de los litros de agua que requiere y la generación de gases de efecto invernadero. Se analizan estos aspectos utilizando “monedas” ecológicas y medioambientales que permiten una mejor perspectiva de la sostenibilidad en los procesos, asevera el experto.
Gutiérrez Aguilar menciona que en México se celebra el Día del Médico Veterinario Zootecnista en la fecha en que se fundó la primera escuela de esta disciplina en nuestro país y en el continente americano. En 1853 el entonces presidente Antonio López de Santa Anna emitió un decreto por el cual se creó, como parte del Colegio Nacional de Agricultura.
De acuerdo con Data México, la fuerza laboral de médicos veterinarios durante el primer trimestre de este año fue de casi 48 mil personas, quienes trabajaban aproximadamente 43.1 horas a la semana. Su edad promedio es de 41.4 años; 62 por ciento son hombres y 38 por ciento mujeres.