Ante el riesgo de contaminantes, el cambio climático y las sequías, entre otros fenómenos que nos afectan, es indispensable formar los cuadros y recursos humanos para que el país afronte estos retos, aseguró el director del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la UNAM, Píndaro Díaz Jaimes.
Se precisa realizar ciencia en temas como el ambiente acuático, porque es un asunto primordial, toda vez que estamos rodeados de costas, tenemos una gran cantidad de cuerpos de agua y hay que cuidarlos, detalló en entrevista.
México, abundó, posee más de 11 mil 500 kilómetros de líneas de costa en la que existen aproximadamente un millón 500 mil hectáreas de lagunas costeras y esteros, y 5 mil 127 km2 de islas marinas, según datos del propio ICMyL.
Por ello, es prioritario difundir la labor que realizamos en las generaciones que se están formando en el bachillerato y en licenciatura.
El asunto de los plásticos en los mares es preocupante, pues inicia por el consumo que realizamos en las grandes ciudades y se vuelve un problema que termina en el mar.
El uso y disposición irresponsable por parte de la población de ese tipo de materiales está generando una dificultad, la cual “se nos revierte, porque varios de esos productos al final se convierten en microplásticos, los cuales son consumidos por organismos que después nosotros mismos ingerimos en forma de alimentos del mar”, apuntó.
Uno de los aspectos que más nos enorgullecen, planteó Díaz Jaimes, son los esfuerzos que realizamos sobre el restablecimiento de algunos ecosistemas en Puerto Morelos, Quintana Roo, donde contamos con una estación y se llevan a cabo labores de restauración de arrecifes coralinos.
En Ciudad del Carmen, Campeche, y Mazatlán, Sinaloa, trabajamos en los manglares; otro de los temas donde imprimimos cierto liderazgo es en el cambio climático, situación en la que contamos con un grupo consolidado de investigación que elabora evaluaciones sobre los riesgos y afectaciones de este fenómeno en ecosistemas costeros.
También participamos en un proyecto en el Estrecho de Magallanes, en Sudamérica, junto con colegas del Instituto de Ecología de la UNAM, además de Chile y de una ONG de esa nación, en el que tratamos de determinar cuáles son los efectos de la radiación ultravioleta por la disminución de la capa de ozono en el microbioma, describió.