A menos de un año del anuncio del repliegue de parte de la producción en México, el gigante automotriz estadounidense decidió trasladar hacia nuestro país la producción de uno de sus vehículos eléctricos.
El interés de los fabricantes de coches estadounidenses es dirigir a México, fundamentalmente, la producción de los utilitarios más pequeños. El motivo: la mano de obra es mucho más barata. Recordemos que en nuestro país el salario mínimo es el más bajo de la región y no cubre las necesidades básicas para salir de la pobreza. Esa ha sido la política instrumentada por los gobiernos en los últimos veinte años para competir frente a los países asiáticos, a costa del sometimiento a la pobreza de los mexicanos.
En este contexto Ford, utilizará manos mexicanas para fabricar y exportar al mundo un SUV impulsado únicamente por un motor eléctrico que tiene una autonomía de 480 kilómetros sin necesidad de recargar sus baterías.
El plan de la firma con sede en Dearborn es que las primeras unidades empiecen a ensamblarse en el verano de 2020 en la fábrica que opera en Cuautitlán.
El anuncio de Ford supone un giro de 180 grados en los planes y un revés para la Administración Trump en plena renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que quiere inhibir cualquier nueva inversión estadounidense en el vecino sureño.
Con información de El País