El fútbol es una herramienta válida para la integración de inmigrantes y refugiados. La organización Fútbol contra el Racismo en Europa -FARE- es consciente de ello y ha aprovechado que el 20 de junio es el Día Mundial del Refugiado para elegir un once de futbolistas refugiados que estén jugando el Mundial de Rusia.
Todos ellos que tienen detrás una historia muy parecida a la de cientos de miles de personas que se ven obligadas a abandonar sus países para huir de la violencia.
Steven Mandanda
Mandanda nació en Kinsasha, la capital de la República Democrática del Congo, pero tuvo que escapar del país junto a su familia por la dictadura de Mobutu Sese Seko.
Se trasladó a Francia cuando tenía solo dos años, concretamente a Évreux, una ciudad de la Alta Normandia. Debutó como portero en la Ligue 1 en el Le Havre para después recalar en la portería del Olympique de Marsella y ser internacional con Francia desde 2010.
Victor Moses
Este futbolista del Chelsea nació en Nigeria en 1990, siendo hijo de unos misioneros cristianos.
Su caso es uno de los más impactantes, ya que llegó a al sur de Londres como refugiado político después de que en 2002 se declarara la Ley Islámica en Nigeria y su padre, Ministro de la religión católica en el gobierno de Kaduna, fuera perseguido y brutalmente asesinado. Su madre corrió la misma suerte. Fueron víctimas de una ley radical que dejó sin derechos al 50% de la población nigeriana, la cual no seguía el islam.
Fue su propio tío el que se encontró a Moses jugando al fútbol en la calle y le explicó lo sucedido. Sus familiares y amigos le escondieron de los musulmanes hasta que pudo pedir asilo político en Inglaterra, donde una familia de acogida aceptó cuidarle.
Dejan Lovren
Este central del Liverpool e internacional con Croacia vivía en Kraljeva Sutjeska, un pequeño pueblo de Bosnia-Herzegovina, cuando estalló la Guerra de losBalcanes.
Con solo 3 años se tuvo que subir a un coche con su madre y sus tíos para iniciar una nueva vida en Alemania. 17 horas en carretera hasta llegar a Múnich, donde vivía su abuelo. «Nos fuimos prácticamente con lo puesto. No teníamos bolsas. Nada. Cuando veo lo que está pasando hoy, me acuerdo de mi historia», , explicó en el documental Lovren: mi vida como refugiado.
«Fue en los pequeños pueblos donde ocurrieron las cosas más horrorosas. La gente fue brutalmente asesinada. El hermano de mi tío fue asesinado delante de otras personas con un cuchillo. El padre de uno de mis mejores amigos del instituto era soldado y recuerdo que él lloraba cada día porque su padre murió. Ese podría haber sido mi padre».
Vedran Ćorluka
Su historia es parecida a la de Lovren. En 1992 tuvo que abandonar su casa acompañado de su familia a causa de la guerra en Bosnia y se acabó instalando en Zagreb. A los 8 años debutó en las categorías inferiores del Dinamo de Zagreb, y en 2003 lo hizo en el primer equipo. Más tarde dio el salto a la Premier League, jugando para el Manchester City y el Tottenham.
Milos Degenek
Otro de los afectados por la Guerra de los Balcanes, aunque acabó mucho más lejos que los anteriores.
Degenek nació en Croacia y se vio obligado a abandonar su país como refugiado con 18 meses. Su familia se desplazó hasta Serbia, donde vivió algunos años, pero finalmente se trasladó a Australia, el país por el que juega en el Mundial.
«Vivíamos en Croacia pero nos vimos obligados a mudarnos a Belgrado, donde vivimos como refugiados. Era joven, pero vi cosas que nadie debería ver», cuenta.
Granit Xhaka
Este medio del Arsenal nació en Basilea, aunque sus padres eran albaneses que vivían en Kosovo. Su familia se mudó de Podujeve a Suiza poco antes de que él y su hermano Taulant, también futbolista, nacieran.
La confederación helvética se mostró solidaria a la hora de dar cobijo a los albanokosovares tras la guerra. Los hermanos Xhaka crecieron juntos en Basilea, pero Granit eligió jugar por la selección suiza -está jugando el Mundial- y Taulant eligió Albania. Ambos se enfrentaron en la Eurocopa de 2016.
Luka Modric
Es la cara visible de los refugiados. Nació en Zadar, en el corazón del conflicto bélico por la independencia de Croacia. A los 6 años, siete ancianos de la aldea de Jesenice -entre ellos el abuelo de Modric- fueron acribillados por un grupo de rebeldes serbios a 500 metros de su casa. Modric vio como los chetniksasesinaban a su abuelo.
A partir de ese momento su familia se fue desplazando en hostales de refugiados, aunque él siempre iba con un balón de fútbol.
El empleado de uno de esos refugios aseguró que Modric de niño «rompía más ventanas que las bombas serbias».
«La guerra me hizo más fuerte. Fueron tiempos durísimos para mí y para mi familia. No quiero arrastrar ese tema para siempre, pero tampoco me quiero olvidar de ello», explicó ya de adulto. Ahora las ONG’s utilizan su imagen para recordar la importancia de acoger a los refugiados.
Ivan Rakitic
El jugador del Barça es hijo de un croata y una serbia que dejaron Croacia tras la muerte del Mariscal Tito.
Su familia decidió mudarse a Suiza, donde nació Rakitic. Cuando era pequeño sus padres no querían hablarle de la guerra, hasta que viajó a Croacia por primera a los 7 años. «Lo más importante para mis padres era que lleváramos una vida normal», explicó hace años. Llegó a jugar en las categorías inferiores de la selección suiza, pero decidió defender los colores de Croacia.
Pione Sisto
El extremo del Celta llegó a Vigo tras ser elegido el mejor jugador de la liga danesa. Se crió en el país nórdico -llegó allí con dos meses de vida-, aunque era un refugiado que nació en Uganda. Sus padres eran sursudaneses que escapaban de la guerra civil con sus 6 hijos a cuestas.
Sus padres aún recuerdan la vida en su país natal, y en diciembre de 2014, antes de un partido de Dinamarca en el Europeo Sub-21, realizaron un ritual africano para dar suerte a su hijo. Fue de lo más viral del año.
Adnan Januzaj
Sobre este talento que juega para la selección belga ya hablamos aquí. Es medio albano y medio turco. Tuvo 6 selecciones para elegir. Dispone de la nacionalidad albano-kosovar de sus padres, por lo que podría haber jugado para Albania o Kosovo; pero también podría haber jugado con Serbia o Turquía por la ascendencia de sus abuelos.
Sus tíos fueron miembros del Ejército de Liberación de Kosovo para los albaneses -UÇK-, aunque padre prefirió emigrar a Bélgica buscando un lugar donde estar a salvo y enviar dinero a su familia.
Se afincó en la comunidad albanesa de Bruselas y conoció a Ganimete Sadijak, la madre de Januzaj, que también llegó a tierras belgas cuando expulsaron a su familia de la antigua Yugoslavia por ser de ascendencia turca.
Josip Drmic
Por último, tenemos a Drmic, un suizo de padres croatas, como Rakitic. Nació enLachen en 1992, otro hijo de padres que buscaron una salida de la Guerra de los Balcanes. Juega en el Borussia Mönchengladbach alemán y es internacional con Suiza.
Con información de Playgroundmag