Amamos tener un buen vino en casa y aún más cuando lo compartimos con amigos o familiares. La Navidad y el Año Nuevo, son fechas en las que disfrutamos el placer de descorchar una buena botella, servirlo con suavidad y luego de brindar, intercambiar los excelentes comentarios y nuestros mejores deseos. A veces, hacer un balance de lo vivido en ese año
Sabemos que la cava es el lugar ideal para guardar y conservar el vino. Ya hemos comentado que es necesario conservarlo en un sitio que tenga la menor luz posible, fresco, ventilado, sin movimientos ni vibraciones que puedan alterarlo. La humedad entre el 60% y el 70%, para que evolucione correctamente, la posición de la botella: debe permitir el contacto constante del vino con el corcho, de modo que éste permanezca húmedo e impida la entrada de oxígeno y una temperatura constante entre 12º y 14º C.
Actualmente, hay cavas especiales destinadas a la correcta guarda del vino, que pueden ubicarse en cualquier parte de la casa.
Sin embargo, lo más importante al integrar nuestra cava, es recordar que el vino es un producto vivo y por lo tanto perecedero y que la posibilidad de guarda y evolución depende de su tipo, es decir, de su curva de vida para la cual ha sido diseñado.
Los vinos jóvenes sin barrica son de consumo inmediato, de uno a cinco años; incluyendo la mayoría de los blancos y los espumosos. Los vinos que tienen crianza en barrica, dependiendo de su estructura y tiempo en madera tendrán un destino diferente y mayor tiempo de guarda.
Para saber qué vinos tienes y el momento ideal de consumo de cada uno puedes llevar un registro, de esta forma no se echará a perder ninguno.
Es muy importante definir el tamaño de la cava y los vinos que queremos guardar. En cuanto a capacidad hay de todo tipo, desde las más chicas que albergan unas 12 botellas hasta las que son realmente grandes que tienen una capacidad de más de 350 botellas.
Por otra parte, tenemos que definir qué tipos de vino vamos a guardar y durante cuánto tiempo. El tipo de vino difiere de la temperatura que deberá tener la cava. Por fortuna, varias cavas cuentan con diferentes temperaturas.
Si no nos interesa guardar vinos blancos, ¿para qué vamos a comprar una cava que tiene 3 zonas de temperatura?
Para poder armar esa primera cava personal sin derrochar dinero, hay que seguir algunas reglas y tener en cuenta los consejos de los especialistas. Lo importante es conservar las botellas el tiempo justo y en el lugar adecuado para poder disfrutarlas en el momento de abrirlas y no llevarnos la desagradable sorpresa de que el vino está evolucionado o decrépito.
La cava debe reflejar tus gustos y tener en cuenta ocasiones imprevistas, como la visita de los amigos. Por lo tanto, una cava estándar debe ser variada. Lo ideal es tener vinos blancos, rosados, tintos, espumantes y vinos de postre».
Para iniciar una cava podemos contar con un mínimo de 16 a 24 botellas
En cuanto a su estilo, una recomendación es observar el tipo de alimentación que acostumbramos y con qué maridamos nuestros vinos.
En México, es común tener un 70% de tintos, un 20% de blancos y el resto de rosados y espumosos.
Recordar que la temperatura de la cava es mayormente de conservación y es posible que algunos vinos blancos deban pasar un momento por la hielera para alcanzar su correcta temperatura de servicio según el estilo del mismo: Con o sin barrica, espumoso o de postre.
No compre sus vinos para impresionar, sino para disfrutarlos y compartirlos. Y recuerde que una vez en la cava, no es necesario estarlos moviendo, así que clasificarlos por su consumo, como sucede en la despensa, es la mejor opción, recordando que, las burbujas, es decir, champagne, cava, sparkling, prosseco o simplemente espumoso son una excelente opción para el clásico brindis:
Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo