Ahora que está tan de moda el asunto de las “Selfies” o los autorretratos fotográficos, que pueden incluso llamarse “Selfish” (egoísta), me refrescó la opinión de mi amiga la fotógrafa Cecilia Domínguez Ayala (cecilia.dominguez@prodigy.net.mx) y por ello le pedí que nos escribiera algo. Vamos a leerla:
Aunque un poco cansados todos del tema, quisiera hacer una reflexión acerca de las tan nombradas y usadas “Selfies”; Buscando un poco por ahí, encontré una historia simpática. Parece ser que en el antiguo Egipto, a mediados del siglo XIV a. C., existió un famoso escultor llamado Bek, nombrado “Jefe del Rey en la Montaña Roja”. En aquel entonces sólo les era permitido a los ricos, nobles y a los dioses ser representados, pero Bek no resistió la tentación de ser visto y pasar a la posteridad. La estela de Naos con su figura en piedra, es considerado hoy el primer autorretrato o Selfie de la historia. Desconozco realmente la intención de Bek a ser visto y no estoy segura de lo que pensaban en ese momento, pero me pregunto, ¿será parecido a lo que nos ocurre ahora que, con la ayuda de la tecnología, en cuestión de segundos enviamos nuestra imagen, enterando a todos en dónde estamos y qué hacemos?
Apasionada de la imagen y de su lectura, recuerdo algunos puntos importantes en la creación del autorretrato. Uno de los más interesantes es la auto exploración. Pienso que sería un ejercicio saludable hacer un análisis y sobretodo una reflexión, revisar de cuando en cuando nuestras Selfies y cuestionarnos:
¿Cómo estaba realmente en ese momento?
Observar los rasgos de mi cara, mis ojos, la posición de mis manos.
Las personas con las que me encontraba, ¿realmente me hacían sentir feliz?
¿El lugar donde me encontraba era increíble o estaba perdiendo el tiempo?
¿Repetiría el momento?
¿Puedo descifrar la emoción que me provoca?
¿Qué observo al verme?
Las fotografías tienen una lectura, hay que regalarles tiempo y sobretodo honestidad y más cuando se trata de nuestra representación. La palabra Selfie le ha quitado un poco el compromiso y solemnidad al autorretrato; todo pequeño detalle tiene una intención, un mensaje. ¿Cuántas veces ni siquiera revisamos bien lo que enviamos y los demás terminan viendo detalles que nosotros hemos dejado pasar?
Lo anterior no es para ponernos serios, ni vamos a andar por ahí revisándolo todo. Muchas cosas son divertidas y el momento ameritaba compartirlas, pero hay otras que merecen nuestro tiempo, detenernos un poco y observar.
Usemos nuestras Selfies como una herramienta más para conocernos, un espejo, esa ventana interior que no miente. Recordemos que la imagen guarda siempre un secreto, y ese secreto habla de nosotros.