Cuatro diplomáticos con altos cargos del Departamento de Estado, sumada a la retirada la semana pasada de otros dos encargados también de la administración de la agencia, redujo considerablemente el equipo de gestión al Departamento, complicando las futuras tareas del nominado por Trump como titular de Exteriores, el empresario Rex Tillerson. El portavoz en funciones del Departamento de Estado, Mark Toner, explicó que las administraciones de Trump y del ex presidente Barack Obama se coordinaron para solicitar que todos los funcionarios políticamente nombrados entregaran cartas de renuncia.
Sin embargo, The Washington Post informó ayer de la dimisión de cuatro funcionarios y sugirió que su “súbita” partida podía deberse a posibles desencuentros con el equipo de Trump, pero el portavoz del Departamento de Estado aseguró que este proceso es estándar y se repite con cada transición de poder. “Estas posiciones son políticas, y requieren que el presidente las nomine y el Senado las confirme. Entre los que han visto aceptadas sus dimisiones, algunos seguirán en el Servicio Exterior en otros puestos y otros se retirarán por propia decisión o porque ha vencido el tiempo vinculado a su servicio”, dijo Toner. “Ningún funcionario acepta un nombramiento político con la expectativa de que es ilimitado, y todos entienden que el presidente podría elegir reemplazarlos en cualquier momento”, agregó.
El cargo más importante entre los que renunciaron es el subsecretario de Estado de Estados Unidos para gestión, Patrick Kennedy, quien llevaba nueve años en el cargo.
Todos los que renunciaron son diplomáticos de carrera que se habían mantenido en el Departamento de Estado bajo administraciones republicanas y demócratas, y aseguran que serán difíciles de reemplazar, dada su extensa experiencia y conocimiento sobre cómo funciona la maquinaria administrativa de la agencia encargada de la diplomacia.
Con información de Página12