Una multitud de hinchas y de personalidades del deporte y la política se acercaban el jueves a la Casa Rosada de Argentina para despedir al ícono del fútbol Diego Armando Maradona, quien falleció a los 60 años por una insuficiencia cardíaca.
Así, de acuerdo con reportes de Reuters, quedó «en evidencia que el cariño por el astro futbolístico supera el temor a contagiarse de coronavirus en medio de la pandemia», pese a que Argentina es uno de los países que registró una de las mayores tasas de contagio en la región, con 1,390,388 casos y 37,714 muertos hasta el miércoles.
La muerte de uno de los mejores y más carismáticos futbolistas de la historia, acaecida el miércoles en su casa de los suburbios de Buenos Aires, disparó hondas reacciones y homenajes en todo el mundo, incluyendo a mandatarios y al Papa Francisco. La histórica Plaza de Mayo, frente a la casa de gobierno, se llenó de seguidores, que desde la noche del miércoles acudieron a despedirlo con camisetas y banderas argentinas al canto constante de «Olé, olé, olé, olé, Diego, Diego».
Las puertas del palacio presidencial se abrieron a primera hora del jueves, cuando ya había una larga cola esperando para ingresar a ver el féretro con los restos del astro, cubierto con una bandera de Argentina y una camiseta de la selección nacional con el número 10.
Medios argentinos esperan que hasta un millón de personas se acerque a despedir a su ídolo a la Casa de Gobierno, pese a la pandemia del coronavirus.
Algunos seguidores del «10» se enfrentaron con la policía, que trataba de contener la desesperación de la gente por ver al ídolo por última vez.
El histriónico y polémico jugador había alcanzado fama global tras el genial campeonato que jugó en México 1986, donde llevó a Argentina a su segundo título mundial con algunos de los goles más recordados de la historia de la Copa del Mundo.
«Diego» o «Pelusa», como se lo conocía, tuvo una prolongada carrera que incluyó su paso por Argentinos Juniors, Boca Juniors, Barcelona de España y Napoli de Italia, entre otros clubes.
«Tocó el cielo»
El velatorio de Maradona obligó al cierre de varias calles céntricas de Buenos Aires, por donde se veía a simpatizantes caminar abrazados, llorando y cantando.
El ídolo arrastraba diversos problemas de salud por sus abusos con drogas y alcohol y semanas atrás se le había practicado una cirugía craneal. En más de una oportunidad en las últimas décadas debió ser internado de urgencia para salvar su vida.
«Gracias por haber jugado al fútbol, porque es el deporte que me dio más alegría, más libertad. Es como tocar el cielo con las manos. Gracias a la pelota», aseguró Maradona que diría en su propio funeral, en un programa televisivo que el ídolo conducía en 2005.
El Gobierno de Argentina decretó tres días de duelo nacional, mientras que los homenajes -que comenzaron con minutos de silencio en la Copa Libertadores y la Liga de Campeones e incontables muestras de afecto en las calles y en las redes sociales- se repiten en todo el mundo.
«Fue alguien que tocó el cielo con las manos pero nunca despegó los pies de la tierra», dijo el miércoles por la noche el presidente de Argentina, Alberto Fernández, en una entrevista con el canal de televisión TN.
Una fuente del Gobierno dijo a Reuters que la familia de Maradona pretende que su funeral se realice el jueves en un cementerio de Bella Vista, un suburbio al oeste de la ciudad de Buenos Aires.
Información de Reuters