Esta semana, Samuel Castro respiró aliviado al recibir el resultado negativo de la prueba rápida de antígeno para detectar el COVID-19 que se realizó en un módulo instalado en el colosal estado Azteca de la capital mexicana.
Castro, un empleado del gobierno de la capital, decidió hacerse el examen tras varios días de presentar síntomas de COVID-19, la enfermedad causada por el coronavirus que ha contagiado a más de 1.060 millones de personas y dejado casi 103,000 muertos en México.
«Tristemente tenemos que llegar a esto para empezar a hacer conciencia», dijo Castro a Reuters mientras esperaba el resultado de su prueba, para la que hizo una larga fila junto con otras decenas de personas esperando su turno.
En los últimos días, el gobierno de la capital lanzó un par de medidas adicionales al uso generalizado del cubrebocas en un intento por frenar los contagios, que amenazan con saturar el sistema de salud local en las próximas semanas y hacer regresar a una de las capitales más grandes del mundo al confinamiento.
La ciudad se ha propuesto duplicar su número de pruebas diagnósticas diarias a 10,000 al sumar pruebas rápidas a las PCR que ya realizaba, instalando módulos en zonas con mayor riesgo o más afluencia de personas, así como en centros de salud.
«La meta (…) es romper la cadena de contagios al identificar y aislar tempranamente a los positivos», dijo la Secretaría de Salud de la capital en una respuesta a Reuters, en la que añadió que las pruebas se realizarán mientras «no se aplane la curva de contagios.
La populosa Ciudad de México, que junto con su zona metropolitana alberga a unas 20 millones de personas, encabeza por mucho los casos de coronavirus en el país y tiene el mayor número de decesos relacionados con el virus, mientras que las camas disponibles para atender a enfermos de COVID-19 está en alrededor del 40% y las camas con ventilador en menos del 50%.
Junto con las pruebas rápidas, el gobierno local ha instaurado un programa de código QR que registra los números celulares de clientes en tiendas, restaurantes y otro tipo de comercios para notificarles posteriormente si estuvieron cerca de una persona que resultó positiva al COVID-19.
En los seis días desde que se lanzó el plan de QR, se han detectado 183 casos positivos de COVID-19, que ha llevado a notificar a 11,439 personas sobre su cercanía, según datos del gobierno de la capital.
«Es una medida muy inteligente. Se ha demostrado en otros países que funciona, de que es un virus tan contagioso y a veces tan silencioso que podemos ser asintomáticos», opinó Luis Álvarez, de 54 años, en una cafetería de una adinerada colonia capitalina. «Hace sentido tomar este tipo de medidas».
Las disposiciones para cortar el paso a la pandemia en la capital van más allá de las tomadas por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha dicho que no restringirá la movilidad de las personas con toques de queda u obligará a usar cubrebocas.
«No imponer, convencer; nada por la fuerza», dijo el martes López Obrador en su conferencia de prensa matutina. «Hay que confiar en la gente», insistió y añadió que «medidas excesivas» no han demostrado ser efectivas para frenar la pandemia.
Información de Reuters