La justicia mexicana recibirá al ex gobernador priista Mario Ernesto Villanueva Madrid para cumplir una sentencia de 22 años de prisión. Durante su mandato en el estado de Quintana Roo, entre 1993 y 1999, se asoció al cártel de Juárez y llenó sus cuentas con el dinero del narcotráfico. Días antes de entregar el puesto se dio a la fuga y fue capturado el 27 de marzo de 2001, condenado y extraditado a Estados Unidos.
Villanueva, se hizo conocido por su frase «déjense de chingaderas, en mi Estado mando yo» y fue vinculado con el legendario Amado Carrillo Fuentes, El Señor de los Cielos. Líder del mayor cártel de su tiempo, dio un vuelco al mercado de la heroína y la cocaína al abrir las rutas aéreas hacia Eldorado estadounidense.
«Villanueva fue un aviso ignorado de la penetración del narcotráfico. Tras el debilitamiento del régimen priista en los años ochenta y noventa, se aflojó el control de los estados y los cárteles aprovecharon para aumentar su poder. Pero el Gobierno central se empecinó en negarlo. El resultado ha sido una larga lista de gobernadores huidos por sus conexiones con el crimen organizado», interpreta el investigador del Colegio de México Sergio Aguayo.
Según la DEA el cártel de Juárez le entregaba medio millón de dólares por cada cargamento procedente de Colombia que pasaba por su estado. Partidos de oposición, hartos del personalismo de Villanueva y asustados por el avance del narcotráfico, lo denunciaron públicamente.
El escándalo se hizo público luego de las elecciones estatales de 1999, el presidente Ernesto Zedillo, envió a investigar al gobernador. Villanueva, ante la posibilidad de perder la inmunidad y ser detenido, optó por darse a la fuga a pocos días de que expirase su mandato. Luego de dos años, la DEA, con apoyo de la Procuraduría mexicana, lo capturó en Quintana Roo bajo la acusación de blanqueo, narcotráfico y conspiración para introducir drogas en Estados Unidos.
Su deportación se concretará en las próximas semanas y pese a su propia huida, el exgobernador defiende su inocencia. “El costo de la maquinación perversa en mi contra ha sido muy duro. Hace 17 años y 9 meses salí de mi casa; estuve dos años y dos meses jurídicamente prófugo, pero en realidad me refugié porque peligraba mi vida […] No me rindo, nunca me rendiré; mi cuerpo está muy lastimado, pero mi mente y mi voluntad permanecen inquebrantables”, dijo en un comunicado Villanueva.
Con información de El País