Para los amantes del cine (de generaciones pasadas), era común escuchar en las salas del cine el grito de ¡Cácaro!, por varias razones, porque no se iniciaba a tiempo la función, porque se iba el sonido, cuando la imagen estaba borrosa, pero cuando más se escuchaba era porque se cortaba la película (¿cómo olvidar cuando se veía la pantalla como se quemaba?)
Pero… ¿Por qué se le grita así al operador?
Según el portal sabiduría de escalera (y otros más que hablan de cine) es por la siguiente razón:
«El origen Cácaro se remonta a Guadalajara en 1909, en el cine «Salón Azul» propiedad de Don José Castañeda donde exhibían películas mudas, por ese motivo, Don José tenía que explicárselas a la gente que así se lo pedía»
Quien operaba el proyector, tenía que hacerlo de una manera casi perfecta, pues debía de mover una manivela a una velocidad constante, de lo contrario la proyección sería demasiado rápida o muy lenta; el operador del aparato del cine se llamaba Rafael González, su jefe, don José, lo apodaba «Cácaro«, pues Rafael de niño había sufrido de viruela y por ese motivo tenía la cara llena de cicatrices, o sea que estaba «cacarizo»
Así que cuando las cosas iban mal o el buen Rafael se desincronizaba con el movimiento de la manivela, su jefe Don José le gritaba para que ajustara la velocidad de la manivela a la narración…¿y cómo le gritaba?… ¡adivinaste!… “¡Cácarooo !”
De Guadalajara se expandió a todo el país y el resto ya es historia…literal.
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VIDEO Notimex
Foto:ButacaAncha