La Corte de Apelaciones de Santiago, en Chile, ha emitido una orden contundente: reabrir la investigación sobre la muerte del ilustre poeta chileno Pablo Neruda. Este dictamen revoluciona un caso que ha mantenido en vilo a la comunidad internacional desde hace décadas.
La decisión surge como consecuencia del cierre del sumario por parte de la jueza Paola Plaza en septiembre de 2023, quien concluyó que la causa de la muerte de Neruda fue una «caquexia cancerosa» derivada de un cáncer de próstata con metástasis, según su certificado de defunción. Sin embargo, la versión oficial ha sido cuestionada desde que en 2011, el chófer y asistente del poeta, Manuel Araya, asegurara que Neruda fue asesinado con una inyección letal.
La reapertura de la investigación despierta una serie de diligencias que sugieren un nuevo capítulo en este enigma. Entre las órdenes del tribunal se incluye un nuevo peritaje caligráfico del certificado de defunción extendido por el Dr. Vargas Salazar, donde se menciona la «caquexia cancerosa», a pesar de que Neruda pesaba más de 90 kilogramos al morir, sembrando dudas entre expertos.
Además, se ha solicitado una «metapericia» para interpretar los resultados de estudios forenses realizados por universidades de Canadá y Dinamarca, que sugieren la presencia de Clostridium botulinum en el poeta, una bacteria que puede producir toxinas peligrosas. Expertos no descartan la intervención de «terceras partes» en su muerte.
La investigación también aborda la figura de Eduardo Adolfo Arriagada Rehren, quien fue citado a declarar sobre su implicación en el caso. Arriagada, relacionado con la muerte de Archivaldo Morales Villanueva, fue condenado por administrar una «inyección letal» a este último durante su detención.
El contexto político de la época, marcado por el golpe militar de Pinochet en 1973, añade una capa de complejidad a este misterio. Neruda, miembro prominente del Partido Comunista de Chile, estaba bajo vigilancia y considerado un blanco potencial del régimen.
El caso de Pablo Neruda resuena en la memoria colectiva como un símbolo de los excesos de la dictadura pinochetista. Mientras la investigación se reabre, el legado del poeta permanece inmortalizado en sus obras, que continúan inspirando a generaciones en todo el mundo.