Este martes 22 de abril, el mundo pudo ver las primeras imágenes del Papa Francisco en su féretro, ubicado en la capilla de la Casa Santa Marta, el lugar donde vivió sus 12 años de pontificado. El cardenal Kevin Joseph Farrell, camarlengo de la Santa Sede, presidió el rito de la declaración de muerte, bendiciendo el cuerpo del Pontífice, que vestía una túnica litúrgica color rojo, símbolo del sacrificio y del amor cristiano.
Francisco falleció el lunes 21 de abril, a los 88 años, tras semanas de complicaciones respiratorias. Según informó el Vaticano, su muerte fue rápida y sin sufrimiento. Apenas unas horas antes, el Papa había saludado desde la Plaza de San Pedro a los fieles durante la celebración de la Pascua de Resurrección, en lo que fue su última aparición pública.
Entre sus últimas palabras, recogidas por la Santa Sede, destacó un gesto de gratitud a su enfermero: “Gracias por traerme de vuelta a la plaza”.
El funeral de un Papa que marcó época
El cuerpo de Francisco será trasladado a la Basílica de San Pedro para que miles de fieles puedan rendirle homenaje. Se prevé que multitudes lleguen desde distintas partes del mundo para despedirse del primer Papa latinoamericano, jesuita y profundamente reformista.
El funeral se celebrará el sábado 26 de abril a las 10:00 a.m. (hora Vaticano) en la Plaza de San Pedro. La ceremonia será oficiada por el decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re, quien también pronunciará la oración final.
Al término del servicio, el cuerpo de Francisco será trasladado a la Basílica de Santa María la Mayor, donde será sepultado. Así se cumplirá su deseo, expresado en su testamento difundido pocas horas después de su muerte: “Deseo que mi último viaje terrenal culmine precisamente en este antiguo santuario mariano, donde siempre me detenía a orar al principio y al final de cada Viaje Apostólico”.

Un entierro sin ostentación, como fue su vida
En un gesto coherente con su estilo austero, Francisco pidió ser enterrado en un ataúd sencillo de madera, alejándose de la tradición de los tres féretros (de ciprés, plomo y roble) usados por sus antecesores.
Con esta decisión, se convierte en el primer Papa en más de un siglo que no será enterrado en la cripta de San Pedro, sino en una iglesia profundamente significativa para él: Santa María la Mayor, donde descansará cerca de su imagen favorita de la Virgen.
Desde tempranas horas del martes, decenas de feligreses comenzaron a congregarse en los alrededores del templo mariano. “Hay más gente de lo habitual y algunos han estado muy emocionados”, comentó un oficial a medios locales. Las autoridades esperan una asistencia masiva para el sábado, incluso con la posibilidad de cerrar la plaza ante la multitud.
Un legado de fe, humildad y esperanza
Con su fallecimiento, se abre el periodo de sede vacante, durante el cual el Colegio Cardenalicio deberá convocar a cónclave en un plazo de entre 15 y 20 días. Será entonces cuando se elija al próximo líder espiritual de la Iglesia católica.
En su última bendición de Pascua, leída por un asistente mientras él observaba desde el balcón de la Basílica de San Pedro, Francisco dejó un mensaje profundamente humano y actual:
“Renovemos nuestra esperanza y nuestra confianza en los demás, incluso en quienes son diferentes a nosotros o vienen de tierras lejanas. Porque todos somos hijos de Dios.”
Su voz ya no se escucha en la Plaza, pero su eco resuena en los corazones de millones. Francisco, el Papa de la misericordia, de los pobres, de la periferia, inicia ahora su viaje eterno, sin pompa, pero con el amor de quienes encontraron en él una guía cercana, firme y compasiva.
