Reconociendo A Mi Viejita

Recientes

Reunión de alto nivel entre México y EE.UU.: Priorizando seguridad y cooperación bilateral

Funcionarios de alto rango de Estados Unidos están programando una visita a la Ciudad de México del 3 al 5 de octubre para participar en una reunión crucial...

Brutal golpiza a joven en Puebla: presuntos cadeneros del bar Polanquito involucrados

Un escalofriante video que circula en redes sociales muestra una brutal agresión perpetrada por supuestos cadeneros del bar 'Polanquito' en San Andrés Cholula..

AMLO respalda a Ana Gabriela Guevara ante señalamientos de corrupción en la Conade

AMLO expresó su apoyo a Ana Gabriela Guevara, actual titular de la Conade, en medio de los señalamientos de corrupción, declaró no tener pruebas de estos actos.

Elon Musk: Proinmigrante pero contra quienes rompen la ley en la frontera sur de Estados Unidos

Elon Musk expresó su posición "extremadamente proinmigrante" durante una visita a la frontera sur de Estados Unidos. En su visita declaró que el país debería...

Detenidos dos menores de edad por secuestro de jóvenes en Zacatecas

El Fiscal de Zacatecas, Francisco Murillo, anunció la detención de dos menores de edad en relación con el secuestro de los 7 jóvenes en Malpaso, Zacatecas...

Compartir

A veces, cuando la tenía enfrente y me estaba platicando, sentía urgencia de pararme, de hacer algo más importante. Ver mi celular, revisar mensajes, ver fotos, escribir tonterías. Me daban ganas de adelantar pendientes, hacer una llamada, pensar en la lista del súper o empezar a recoger la mesa. Su ritmo de hablar no es como el mío. Se tarda mucho en contarme sus historias y mi mente no tiene tolerancia. Veía su mirada, sus manos, su pelo, sus piernas… Ella no tiene prisa. Ella mantiene un ritmo de vida muy diferente al mío. Ella quiere que la escuchen.

A veces, me sentía tentada a interrumpirla. A corregirle algunas de sus teorías anticuadas y paradójicas. Tratar de evadir sus quejas e ignorar sus dolores. Como si no me diera cuenta que las manos le estaban temblando y que tenía una pierna mucho más hinchada que la otra. No tenía tiempo para sentir compasión por ella. Me distraía con mis propios pensamientos y luego regresaba con algún gesto para que pareciera que la estaba escuchando. Cualquier gemido que le hiciera creer que me interesaban sus pláticas.

Pero de repente algo me pasó, se me congeló el tiempo cuando escuché dentro de mí una voz suave que decía «Algún día serás tú esa mujer que nadie quiera escuchar», «algún día, muy cercano, esta mujer se va a ir de tu vida para siempre». En ese instante la comencé a ver con otros ojos. Imaginé que escuchaba los latidos de su corazón, cansados y de pronto arrítmicos. Sus miedos y sus ansiedades se le escapaban por las arrugas de su cara y el labial rojo carmín se empezó a decolorar. Su voz un poco temblorosa recorría mis venas alterando mis sentidos. «Escúchame», gritaba en silencio. «Yo también fui mujer como tú, yo también fui una niña, yo también quiero seguir siendo alguien.»

También te puede interesar:  Abuelita de 65 años asesina a su nieto y lo calcina

Entonces un reloj dentro de mí empezó a girar más rápido. Cada paso de las manecillas me entristecía profundamente. Angustiada, me di cuenta que se me iba de las manos esta viejita. Que la mujer que dio a luz a mi madre y me ha acompañado toda la vida, pronto dejaría de estar conmigo, con nosotros. ¿Cuántas historias he dejado de escuchar? ¿Cuántos consejos sabios me estaré perdiendo? ¿Cuántas veces habrá sentido cosas que yo siento y sentiré? ¿Cuántas recetas me falta recopilar? Frente a mí tenía un libro de vida que no podía ni debía dejar escapar. Un libro que pocas veces me interesó abrir. Era un error dejar que las hojas se volaran sin haberlas leído antes. Subrayado. Anotado. Recalcado. Citado.

Me levanté decidida, y noté cómo ella recorría con sus ojos verdes y brillosos todo mi cuerpo. «Qué guapa eres mi nietecita preciosa», me dijo con un tono de orgullo, de anhelo y de nostalgia. Ella había sido igualita a mí hace muchos años. Sin contestar nada caminé hacia ella. Dejando atrás todos esos pendientes que perdieron fuerza. Abandonando mi celular, mis listas, mis múltiples interrupciones cotidianas y mi egoísmo. Di varios pasos firmes mientras notaba que sus ojos me seguían acompañando. Ya ahí, me agaché, asegurándome de estar a su altura, frente a frente. Le agarré las manos suaves y frágiles, acariciando sus uñas rojas y largas y sus arrugas manchadas de tiempo. Viéndola fijamente a los ojos, con esa mirada que a veces me recuerda a mí misma, le dije «Abuelita, no tienes idea cuanto te quiero. No puedes imaginarte las gracias que le doy a Dios todos los días por la familia en la que nací. Pero más importante que nada, quiero que sepas, que siempre he querido ser como tú. Activa, elegante, creativa, inteligente, interesante y feliz. Quiero ser la mujer que siempre fuiste. Quiero ser esa mujer maravillosa que sigues siendo hoy.» Como si fuera magia, se le inundaron los ojos de lágrimas. Escurrían sobre sus mejillas hasta sus labios y su cuello. Le besé la frente, me senté junto a ella y le di un abrazo que esperé me durara para toda la vida.

También te puede interesar:  Abuelitas mexicanas ganan mundial de basquet en Finlandia

—–

Los invito a conocer mi Blog: http://elblogdedebbie.com

Redes Sociales:

Facebook Page: Debbie Chamlati

Twitter: @debbiechamlati

Instagram: @debbiechamlati.arte

Comentarios
Artículo anterior
Artículo siguiente